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Análisis e Interpretación

CONCLUSIONES SOBRE LA GUERRA DE LAS MALVINAS

CONCLUSIONES SOBRE LA GUERRA DE LAS MALVINAS

Conclusiones:  

La guerra de las Malvinas es tomada como la primera de las guerras postmodernas, dando a entender los cambios en las tácticas y estrategias para la guerra en el siglo XXI. Por un lado tenemos un escenario de guerra asimétrica, pero no como lo entendemos actualmente, debido a la concepción actual enmarcada en la Guerra contra el terrorismo. Toda guerra, per se, es asimétrica debido al desequilibrio en los medios de ambos contendientes. Tenemos por un lado a Argentina, que pese a sus problemas internos es una potencia regional que se disputó con Brasil la hegemonía en Sudamérica, aunque ambos estuviesen subordinados a los designios de la Superpotencia Norteamericana, predominante sin discusión en el hemisferio occidental. Además se trata de un conflicto atípico en la Guerra Fría, se enfrentaban dos aliados de los Estados Unidos, además lejos de la línea de contacto con el bloque socialista.

Las reivindicaciones territoriales lo podrían enmarcar como una guerra colonial, en la que un estado, que en el pasado fue una colonia, reivindica un territorio para completar su independencia, frente a una potencia colonial Gran Bretaña, que se niega al considerar el territorio, no como una colonia, sino como un dominio de ultramar (es decir: Los habitantes de las Islas Malvinas son ciudadanos británicos de pleno derecho). Es un caso parecido al de Gibraltar, en el que el principal argumento de la metrópoli para no devolver la soberanía del territorio es la defensa de los intereses y la voluntad de los habitantes de dicho territorio.   

En el plano militar se enfrentan dos concepciones de la guerra: Argentina está más apegada a la primera guerra fría, se trata de un ejército formado en su mayoría por soldados de reemplazo enrolados a la fuerza (mediante un servicio militar obligatorio), con una estrategia de defensa convencional, debido a que Argentina no logró completar en su momento su programa de armas de destrucción masiva, pensado más bien para una bipolaridad regional con Brasil, que también tenía un programa nuclear propio. El estado mayor argentino concebía las armas de Aviación y Marina como meros apoyos a una fuerza principal, su ejército de tierra, que las utiliza como transporte y escolta.  

Cabe destacar la acción de la aviación argentina, principalmente en los ataques a la flota expedicionaria británica, en un escenario en el que no había logrado la superioridad aérea, necesaria para garantizar la efectividad de las tropas en tierra.  

En cuanto a la Armada Argentina, fracasó en sus labores de control del mar y de denegación del uso del mar a los británicos, dado lo obsoleto de sus medios en comparación con los de su enemigo, y se limitó a esconderse, más que a buscar el enfrentamiento favorable, para evitar daños serios que dejasen indefensa la costa continental de su país. 

En tierra, los argentinos plantaron cara a las fuerzas británicas, y aunque por motivos geográficos tenían las de ganar, no fueron capaces de resistir el ataque rápido de su enemigo. Sus líneas de suministro no pudieron ser cubiertas acertadamente por la Armada, y la aviación no logró la superioridad aérea necesaria para respaldar sus acciones defensivas. Por otro lado, un ejército formado en su mayoría por tropas de reemplazo no fue rival frente a las tropas profesionales británicas, con superioridad tecnológica y en una mínima paridad numérica. Las islas estaban mal defendidas por las tropas, concentradas en los núcleos de población y en los centros de vías de comunicación (puertos, aeródromos y carreteras), pero plantearon mal la resistencia a la invasión, una vez fueron desbordadas la aviación y la armada.  

La concepción británica fue distinta. Se planteó como una guerra postmoderna.Para empezar fue clave el control de la información. La campaña de las Malvinas fue una primera enmienda de los errores cometidos por los estadounidenses en Vietnam (como dicen los profesores del CESEDEN, una guerra que se perdió en las ciudades de los Estados Unidos). Un número limitado de periodistas acreditados acompañaron a a fuerza expedicionaria británica embarcados en la flota bajo la atenta vigilancia de los oficiales de enlace y relaciones públicas.  El segundo paso fue la creación de una zona de exclusión aeronaval que impidiese la entrada de actores exógenos al conflicto, así como la salida de fuerzas argentinas del teatro de operaciones (Cabe destacar el curioso intento por parte de fuerzas paramilitares argentinas de organizar atentados en Gibraltar y en suelo británico) 

El objetivo principal de la fuerza naval expedicionaria era el de controlar el trecho de mar que unía las islas con el continente americano, así como llevar a cabo operaciones de interdicción del tráfico marítimo enemigo.  Seguidamente debía permitir el acceso de las tropas terrestres al archipiélago para su reconquista, y cubrirlos con su fuerza aeronaval, lo que se sustentaba sobre dos pilares: 

 -         Consecución de la superioridad aérea en el teatro de operaciones, algo que no fue un éxito total debido a los ataques constantes de la aviación argentina sobre buques británicos

-         Anulación de la capacidad de respuesta argentina, como muestran los bombardeos de instalaciones de radar y bases aéreas en el territorio continental argentino.  Aunque no se logró borrar del mapa a la aviación argentina, si se logró limitar sus acciones en tal medida que las fuerzas de tierra pudieron desembarcar en el archipiélago y cumplir su parte de la misión, esta victoria marginal se vio complementada por el éxito diplomático de lograr que los aliados de Agentina no correspondiesen solidariamente sus compromisos de asistencia mutua en caso de conflicto.

Una vez más, una potencia fue capaz de aprovechar las rivalidades regionales para salirse con la suya. La acción aérea británica logró mantener a raya a la aviación argentina, que contaba a su favor con la cercanía de sus bases para controlar el espacio aéreo. El contingente británico se limitaba a aviación embarcada, los celebérrimos Harrier, que demostraron la ventaja táctica de los aviones  de despegue y aterrizaje corto y vertical (VSTOL) frente a la aviación embarcada convencional, pese a la desventaja de su menor autonomía (El gasto de combustible en los despegues y aterrizajes verticales es consistentemente mayor al de un reactor convencional, lo que reduce su autonomía de vuelo). Esto se vio combinado con la acción de bombarderos de largo alcance, los famosos Vulcan (popularizados por la película de James Bond Operation Thunderball /Operación Trueno), que atacaron principalmente bases aéreas e instalaciones de radar y defensas costeras. 

En el mar los británicos llevaban las de ganar: Esta ha sido la primera vez que se ha utilizado buques de propulsión nuclear en un conflicto armado, así como aviones de despegue y aterrizaje vertical. Estos navíos no sólo aportan mejores prestaciones en cuanto a la velocidad y autonomía, cabe pensar que su sola presencia en el teatro de operaciones (y a miles de kilómetros del país que los envía) constituye una amenaza medioambiental para el enemigo en caso de hundimiento (al fin y al cabo llevan un reactor nuclear y combustible radiactivo).  La fuerza naval británica demostró la importancia del uso de portaaviones, dado que el argentino quedó en el continente a buen recaudo, y su importancia táctica y estratégica. Sin sus portaaviones, lo buques británicos habrían estado indefensos frente a la aviación argentina, multiplicando los costes de la operación, que ya de por sí fueron altos. Además, dieron la capacidad operativa de atacar las guarniciones argentinas en el archipiélago, lo que menguó su capacidad defensiva, y amenazaron las posiciones argentinas en el continente, lo que limitó el despliegue interarma argentino en las Malvinas, dado que tenían que proteger una amplia línea de costa.  

Respecto a la acción disuasoria de ambos contendientes, cabe mencionar el programa argentino de misiles de crucero, que a la larga habrían formado parte de un hipotético programa de disuasión nuclear; y el reconocimiento a posteriori del desplazamiento de armas nucleares embarcadas en la flota expedicionaria británica.

2 comentarios

Silv -

Qué interesante...

maximilaino -

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