Historia Virtual
El Mes pasado me dio por comprar la revista Clio, llamado por el librito que regalaban: Historia Virtual: ¿Qué hubiera pasado si...? Un libro, cuando menos entretenido que explora, desde el punto de vista de siete historiadores los posibles Contrafactuales (hechos que podrían haber ocurrido en momentos clave de la historia, y sus previsibles consecuencias).
El libro comienza con la exposicion de Santos Juliá, sobre cómo habría sido españa en tres casos: Si la Monarquía de Alfonso XIII se hubiese asentado como Monarquía Parlamentaria, sin la Dictadura de Primo de Rivera. Si la II República no hubiese sufrido la rebelión de 1936 (II República sin Guerra Civil). Su conclusión es que la etapa de prosperidad y despegue económico que vivió el Franquismo en los años 60, corresponde al periodo de desarrollo que tuvieron el resto de países occidentales en los años 50, y que habría sido la evolución natural de la Monarquía Parlamentaria o de la República Consolidada tras la Segunda Guerra Mundial. En otras palabras: Que de haber intervenido la comunidad internacional, ni Franco habría ganado ni el Comintern se habría apoderado de la República, y que la dictadura franquista no fue otra cosa que un paso atrás en la evolución de nuestro país y de su integración en la comunidad internacional que surgiese en 1945.
Andrew Roberts y Niall Ferguson (coordinador y director del equipo) plantean el escenario de una invasión alemana de Inglaterra en 1940, antes de la llegada de la ayuda estadounidense, y con la mayor parte del ejército regular británico aislado o capturado en Dunkerke. Aunque se trata de un contrafactual interesante, le veo algunos fallos: Acierta al decir que es equivocado comparar una hipotética ocupación británica con la de las Islas del Canal (territorio británico ocupado por los alemanes), dado que la proporción entre ocupantes y la población civil fue, en este caso, altísima: Un tercio de la población había sido evacuada, y quedaron unos 60000 habitantes custodiados por 37000 ocupantes. Siguiendo esa proporción Hitler habría necesitado treinta millones de soldados para ocupar las Islas Británicas, o entrar a sangre y fuego creando un terrible efecto disuasorio con una demostración de fuerza que no podría llevar otro nombre que el de Holocausto Británico (algo muy parecido a lo que más adelante se narrará de lo planeado para la URSS).
El contrafactual de la ocupación está planteado desde el desembarco de 13 divisiones alemanas (precedidas del lanzamiento de 5000 paracaidistas sobre los aeródromos del sur de Inglaterra) en una primera oleada, que cogería descolocada a la reserva británica, y a un cuerpo de voluntarios (civiles pobremente armados) a medio formar. Coincido en que las casi 2000 toneladas de gas mostaza sobrantes de la Primera Guerra Mundial apenas habrían supuesto una ventaja, dados los medios de protección de ambos bandos contra armas químicas, y sobretodo porque una represalia alemana habría apuntado hacia núcleos de población civil. Sin embargo había un enorme escollo por el que la OKW no podía pasar: La superioridad aeronaval de la RAF y la Homefleet, que debían estar doce horas ocupadas, mientras se producía el desembarco. Por otro lado, la ayuda aliada pordría haber llegado para evitar una conquista total del territorio británico, y posiblemente los EEUU no habrían permanecido impasibles ante el avance nazi: Una cosa es el afán de no intervención y aislacionismo y otra tener que empezar a defender la propia costa.
Otros contrafactuales que repasan son: La No Pacificación (si Francia e Inglaterra hubiesen intervenido contra Alemania desde el Anchluss o para evitar la anexión de Checoslovaquia), la Coexistencia Pacífica entre Inglaterra y Alemania (Paz en el Oeste para lanzar a Hitler contra Stalin, y sobretodo la postura del Rey Eduardo VIII de no haber abdicado) o sencillamente la colaboración (tras la invasión) a modo de Gobierno de Vichy. Todas las cuales habrían supuesto un esfuerzo diplomático y sobretodo apartar de la primera línea parlamentaria a personajes como Churchill, que había preparado, para animar a la resistencia en caso de ocupación alemana,un slogan de los que le gustan al Dr. Pizarroso: Siempre puedes llevarte a uno por delante.
Michael Burleigh analiza las posibles consecuencias de una victoria del Eje en el Frente Oriental, un exterminio para empezar (y sólo con funciones disuasorias) de 30000000 eslavos, para luego una vez acabadas las hostilidades. Plantea tres posibles contrafactuales:
- Alfred Rosenberg (que sería nombrado Ministro del Reich para los territorios ocupados) planeaba dividir la Unión soviética en estados Títeres (Repúblicas Bálticas, Bielorrusia, Ucrania, varias repúblicas en el Cáucaso...) y un gran protectorado como se hizo con Polonia (bautizable como Moscovia), configurando así el territorio arrebatado a los soviéticos, que llegaría hasta los Urales.
- Adolf Hitler su idea queda reflejada en su frase El espacio ruso es nuestra India. Colonización a gran escala, los colonos alemanes disfrutarían de enormes propiedades de hecho llegó a decir nuestro mozo de cuadra más ínfimo debe ser superior a cualquier nativo. Excelente la propaganda de la Wehrmacht, de ser este el camino a tomar, dado que cuando se retiraban perseguidos por el ejército rojo, los habitantes de Ucrania aun creían que los alemanes vinieron a liberarles del comunismo y a darles la independencia, cuando en realidad pensaban esclavizarles, negarles la educación,y la sanidad y, eso sí, proveerles de todo el alcohol y tabaco que necesitasen.
- Henric Himmler Rizando el rizo, Himmler creía que Europa del Este era propiedad de las SS, que estaban llamadas a colonizar (exclusivamente ellos) las tierras del Lebensraum. Himmler planteaba una futura Europa Oriental como un modelo social parecido al espartano.
El capítulo finaliza repesando las posibles campañas posteriores de los alemanes, posiblemente África Central y austral, Sudamérica, Oriente Medio y Golfo Pérsico y algunas colonias europeas en el Índico y el Pacífico.
Jonathan Haslam plantea un escenario alternativo a la Guerra Fría en base a tres contrafactuales:
- Que EEUU no hubiese poseído la Bomba Atómica
- Que los servicios secretos soviétivcos no hubiesen penetrado en las altas esferas del Estado en Reino Unido y EEUU
- Que Stalin hubiese respetado las esferas de influencia zonas de seguridad) habituales en las democracias.
Diane Kuntz plantea un controvertido contrafactual: Que Kennedy no hubiese sido asesinado. Es curioso su planteamiento, pues pinta a uno de los mayores mitos de la política estadounidense y de la Historia de la Propaganda como un mentiroso adicto al poder. Al parecer fue Johnson, a quien se acusa en la película JFK de estar detrás de ese golpe de estado perpetrado en Dallas, quien elaboró la obra por la que se recuerda al idolatrado Presidente Kennedy. JFK en ningún momento habría hecho nada por la minoría afroamericana, ni mucho menos por la Guerra de Vietnam. Probablemente la cosa no habría pasado de cierot continuísmo con la política de Eisenhower. No habría detenido en absoluto la guerra. Es más, pese a que en lo que respecta a la política social Johnson y Kennedy eran muy distintos, en los asuntos exteriores no se habrían diferenciado demasiado (Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles... probablemente la invasion de Camboya no habría dejado de producirse con JFK) y jamás se habría arriesgado a retirar las tropas del Sudeste Asiático.
El último capítulo lo firma Mark Almond, y trata de cómo habría sido la Historia si las políticas aperturista de Gorbachov no se hubiesen dado, o bien si no hubiesen conducido al desmoronamiento del Bloque Soviético. Almond olvida que las reformas emprendidas por Miljail Gorvachov estaban pendientes desde tiempos de Krushev, y es más: Contradice a los principales analistas occidentales respecto a la sorpresa que causó el desmoronamiento del segundo mundo. Tiene una frase gloriosa (ver mi otro blog): Un sistema comunista sólo funciona cuando se mantiene a la población empobrecida. Según este autor, una de las razones de la caída de la URSS fue el aumento del nivel de vida, tanto de sus ciudadanos nacionales, como de los de los estados satélite. Es más, llega a afirmar que nu estado neoestalinista habría sdo económicamente viable, debido principalmente que ante una regresión política, social y económica del bloque, la actitud de occidente habría sido otra.
Respecto a lo de la sorpresa, no sólo dice que más de un sector de la intelligentsia occidental veía venir el desplome, sino que éste era algo no deseado. Al igual que en Tiananmen o en Bakú, occidente habría mirado oficialmente hacia otro lado frente a una política de mano dura frente a situaciones como la vivida en Leipzig en Octubre de 1989. Para colmo de males, fue (dice el autor) la caída de los precios del petróleo otro de los factores que provocaron el desmoronamiento soviético, una política contraria a sus intereses nacionales, y que podrían haber podido evitar, por ejemplo, apoyando a Saddam Hussein en la invasión de Kuwait. Respecto a su política de cañones o mantequilla, las fugas de capital de la era Yelstin indicarían la abundancia de materias primas en territorio soviético, lo que les habría permitido sobrevivir a Reagan y a Bush, unos presidentes estadounidenses que habrían tenido que enfrentarse al déficit creado por su propia política de armamentos. El autor parece ver una época postreagan de recortes en los presupuestos de defensa, que junto con la necesaria presencia en el Teatro Europeo, habría puesto muy difícil la intervención en el Golfo Pérsico de 1991. Finalmente, los citados sectores de la élite occidental, no sólo no se sorprendieron de la caída del bloque comunista, sino que se habrían alegrado de su continuidad, no sólo por la oportunidad de mantener sus niveles de vida y espectativas de negocio (Occidente habría entrado en una etapa de recesión que habría dado más ventaja a la Unión Soviética), sino por el problema de la asimilación e integración en Europa y en la Alianza Atlántica de los países de Europa Central y Oriental, la Reunificación Alemana y la desestabilización de Albania y de la Antigua Yogoslavia.
El libro culmina rizando el rizo con un divertido relato de Niall Ferguson, algo perfectamente titulable La Madre de todos los Contrafactuales: Una historia Virtual desde 1646 a 1996, en la que lo más curioso es que nada cambia: Stalin y Lenin serían líderes teocráticos, Hitler habría acabado perdiendo la guerra en 1952, España habría progresado como potencia neutral europea, y los EEUU nunca se habrían independizado del Reino Unido, que de hecho trasladó allí su capital debido a la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial. Concluyendo, los contrafactuales me parecen un excelente ejercicio de imaginación, y una excelente fuente para relatos de ficción, pero no creo (por mucho análisis político y socio-económico que pueda hacerse) que podamos saber nunca qué habría pasado. Por ello no deja de ser un libro entretenido y recomendable, tan sólo añadir un extracto de mi conversación sobre él con mi quiosquero de confianza: Él dijo que se trataba de un libro de ficción histórica, a lo que le respondí tan pancho que lo mismo que los que él vende, de Pío Moa y César Vidal...
Ahí queda ese guiño.
2 comentarios
Autor -
Una curiosa conclusión de Neill Freguson es que, de haber tenido la bomba, les habría servido contra los aliados, pero no contra la URSS. A Stalin le importaba poco otro millón de bajas, y para llegar más allá de los Urales...
- Lo de Kennedy es normal. De hecho las reformas sociales las llevó a cabo Johnson, y probablemente porque no le quedaba otro remedio. Mis capítulos preferidos siguen siendo los de la Guerra Fría.
Gracias por animar mi "blog sesudo".
El abuelo -
- Si E.E.U.U. no hubiesen tenido la bomba atómica, la guerra habría durado algo más, pero a la larga el resultado es el mismo. A fin de cuentas Alemania, Japón e Italia tenían ya sus economías muy tocadas, por la cantidad de recursos que se estaban utilizando en la guerra. La llegada de los americanos al conflicto, con todo el potencial económico que tenían, y sus recursos sin tocar, llevarían la balanza al lado de los Aliados.
- En lo que Kennedy no hubiese sido asesinado, coincido plenamente. A sus conciudadanos más pobres es posible (y digo posible porque se han dado casos de presidentes demócratas que han pasado "a lo republicano" de los elementos más desfavorecidos de su sociedad, vease Clinton) que huebiesn tenido alguna mejoría, pero en cuanto a política internacional, no habría cambiado nada.