Blogia
Análisis e Interpretación

OPERACIÓN BLACK BUCK (una misión épica)

OPERACIÓN BLACK BUCK (una misión épica)

Operación "Black Buck"

 El bombardeo de Port Stanley durante la Guerra de las Malvinas fue una de las misiones más largas de la historia  y la única ocasión de combate del enorme bombardero de ala delta Vulcan.

La intención de esta misión planificada por la RAF era la interdicción del aeropuerto, para impedir a los argentinos el uso de la pista de Port Stanley. La base de la Royal Air Force más cercana era sin embargo la de Wideawake, en la isla de Ascensión, a más de 6.250 km al norte de las Malvinas. Así se inició la organización de una de las incursiones de bombardeo de más larga duración de la historia. A las 22.50, hora local, de Ascensión (las 19.50 en Port Stanley, rebautizada Puerto Argentino) el 30 de abril de 1982, once cisternas Victor de apoyo se alzaron del suelo inmediatamente seguidos por dos bombarderos Vulcan. La operación "Black Buck" estaba en marcha. Un Victor y un Vulcan se mantenían de reserva y pronto se hizo evidente que serían necesarios, ya que surgieron problemas con el primer Vulcan y uno de los Victor. El primer trasiego de combustible tuvo lugar casi dos horas después del despegue. Por diversas razones, los aviones consumían combustible a una tasa superior a la prevista. El último repostaje se produjo a 650 km al NE de Port Stanley. El único Victor restante repostó al Vulcan, mandado por el capitán Withers, aun sabiendo que no tendría suficiente combustible para volver a la base; la única esperanza era que se enviase otro sisterna desde Ascensión antes de que sus tanques se quedasen secos. Tras el repostaje, el Vulcan comenzó a descender rápidamente sin aerofrenos, hasta que se encontró a 91 m de cota, a 74 km del objetivo. Una rápida trepada a 152 m reveló que había sido detectado por un radar de alarma avanzada de fabricación norteamericana instalado en Port Stanley.

Trepada final hacia el objetivo

Recuerda Whiters: "Llegados a 55 km comenzamos a subir hasta 3.000 m para dar a las bombas, antes del impacto, suficiente velocidad para perforar la pista. Yo esperaba un vivaz espectáculo pirotécnico cuando la antiaérea argentina abriese el fuego, manteniendo la cota correcta mientras el navegante confirmaba que todo estaba a punto". Mientras de abrían las compuertas de la bodega de bombas (a 18,5 km del objetivo) el oficial de sistemas electrónicos (AEO, Air Electronics Officer) oyó un característico sonido agudo procedente de su receptor de alerta aérea cuando un radar de dirección de tiro Skyguard consiguió esclavizarse al bombardero (el Skyguard estaba asociado a una batería de cañones Oerlikon de 35 mm, cuyos proyectiles habrían podido alcanzar la cota del Vulcan). El AEO pulsó un botón en el tablero de mandos para activar el pod de contramedidas electrónicas ALQ-101 sito bajo el ala derecha y casi inmediatamente la señal de aviso del radar enemigo cesó de sonar. Mientras Whiters proseguía la aproximación, lanzó toda su carga de 21 bombas de 1.000 libras (454 kg). "Tan pronto como salieron las bombas, empujé gases a fondo y realicé una trepada a 1,8 g a plena potencia, virando a la izquierda." Así volaron casi 20 segundos hasta que se verificó el primer impacto; se precisaron cinco segundos más para el impacto de las 21 bombas. Tan pronto como las bombas explosionaron, las nubes sobre el aeropuerto se iluminaron bruscamente desde abajo. Después volvió la obscuridad y la tripulación pudo imaginar más que oir el eco lejano de las explosiones que se fundía en un solo tono. "Tras el ataque, la tripulación estaba muy silenciosa, casi apesadumbrada. Acabábamos de iniciar una verdadera guerra. Se necesitaba bastante sangre fría para llegar por sorpresa a las 4.30 de la mañana y lanzar las bombas. "Mientras, el bombardero en ruta de retorno trataba de ganar altura donde cada kilo de combustible llevaría al avión dos veces más lejos que a baja cota. Hugh Prior, el AOE, preparó la señal de pos-ataque. Todos los miembros de la tripulación estaban de acuerdo en considerar la misión un completo éxito, así que se transmitió la palabra en clave:"Superfusa".

Una misión épica

"Tras el ataque, las cuatro horas del viaje de regeso hacia Ascensión fueron algo pesadas", recuerda Whiters, "parecieron durar una eternidad". A pesar de eso, el Vulcan aterrizó con toda seguridad en la pista de Wideawake, después de 16 horas de vuelo, al término de la más larga misión de bombardeo, el 4 de mayo, no consiguió aumentar los daños causados por el ataque de Whiters. Tras estas incursiones iniciales sobre la pista de Port Stanley, los Vulcan cambiaron de objetivo: pasaron a atacar los radares de largo alcance cercanos al aeropuerto, que estaban causando problemas a los buques y los aviones de la Task Force que cruzaban en las proximidades de las islas. Muchos Vulcan fueron frenéticamente modificados para llevar y lanzar los misiles antirradiación Shrike, capaces de dirigirse hacia los emisores de energía radar. El primer ataque, el 31 de mayo, se realizó con éxito sobre Port Stanley. La tripulación lanzó un Shrike y causó algunos daños a uno de los radares argentinos. El sucesivo, que se llevó a cabo el 3 de junio, empleó dos Shrike que destruyeron un radar de dirección de tiro Skyguard. En el vuelo de regreso, la tripulación tuvo problemas y hubo de posarse en Brasil. La misión final de los Vulcan contra posiciones argentinas se produjo el 12 de junio; dos días más tarde las fuerzas argentinas en las islas se rindieron. El impacto psicológico de las incursiones fue incalculable. La RAF demostró su capacidad para golpear en la Argentina continental si lo deseaba; pero aún más importante fue el cumplimieto del objetivo prefijado: inhibir la utilización del aeropuerto de Port Stanley a los reactores argentinos Mirage, Skyhawk y Super Eténdard.

0 comentarios