TERRORISMO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN: INTRODUCCIÓN
Terrorismo y Medios de Comunicación (Introducción de Mª José Pérez del Pozo)
Una película recomendad por la mayoría de especialistas en terrorismo es La Batalla de Argel. En una de sus secuencias, el Jefe de la unidad de Paracaidistas franceses explica a sus subordinados cómo se organiza el FLN. Este esquema (en el que cada elemento de una célula de tres recluta a otros dos a su vez, por lo que cada miembro de la organización sólo conoce a otros dos miembros, y caso de ser capturado sólo tiene que aguantar veinticuatro horas de interrogatorio para dar tiempo a que sus compañeros escapen) ha sido emulado por la mayoría de grupos terroristas para combatir las medidas antiterroristas de los gobiernos a los que se enfrentan.
La única novedad en la nueva oleada terrorista es la irrupción de las nuevas tecnologías y la relación parasitaria con los medios de comunicación, por la que hacen coincidir los atentados con el momento en el que salen las tiradas de los periódicos o con los informativos de máxima audiencia.
La llegada de Internet permite ignorar esta última parte (la política informativa de los medios). Con ella, el grupo terrorista se convierte en Emisor y Receptor, mientras que utiliza los medios para magnificar su imagen de poder y aumentar la sensación de vulnerabilidad. El objetivo de la organización terrorista es jugar con el simbolismo del terror, o en palabras de Wilkinson: Un atentado no es nada, pero su reflejo en los medios de comunicación lo es todo. Máxime cuando vivimos en una era de medios de alcance global, en el que el impacto de las ejecuciones de rehenes y los atentados, difundidos a través de Internet, crea toda una imaginería del terror.
Existen dos posicionamientos en la relación entre Medios de Comunicación y Grupos Terroristas:
- La magnificación de los atentados es reprimible con una legislación restrictiva, lo que provoca, sin embargo, escaladas terroristas y atentados con mayor nivel de espectacularidad y victimización. Aquí encontramos una relación parasitaria entre terroristas y medios: Los mensajes de la banda calan en sus seguidores en mensajes que van dirigidos a distintos públicos: Creación de sentimiento de terror para la Opinión Pública, Afianzamiento de su discurso y consumo de su imagen como ídolos (de cara a su Base Social).
- Conocer a los grupos terroristas para adoptar la línea editorial adecuada (postura ecléctica). La necesidad de una política editorial concreta se logra a través de un código deontológico, para evitar lo que, según Brigitte Nacos (“Terrorismo Massmediático”) define como Cobertura sensacionalista de los medios de comunicación acerca de las acciones terroristas (se informa sobre los atentados, pero sin tener en cuenta las medidas antiterroristas). Por ejemplo, en función de la organización de la que se hable, El País ha llegado a dar una cobertura casi benevolente sobre ETA, y casi a expresar simpatía hacia el EZLN. Sin embargo, respecto a la banda vasca, ha ido modificando su postura desde el 11-S, principalmente debido a las nuevas normas jurídicas (de alcance internacional) y a la adaptación de la legislación antiterrorista que los estados realizan en función de sus propios intereses, utilizando el terrorismo como excusa para acabar con sus enemigos internos.
Internet ha permitido superar estas dos posiciones al permitir a las organizaciones terroristas:
- Magnificar el impacto de los atentados
- Reclutar nuevos militantes
- Atacar las Bases Sociales de los distintos estados
- Provocar quiebras económicas y culturales a los mismos
Desde las Relaciones Internacionales se puede estudiar el fenómeno terrorista desde tres claves:
- Política
- Económica
- Militar
Una cuarta clave, la cultural, se utiliza para dar una cuarta explicación –sobre los orígenes del fenómeno-, aunque se tiende a malinterpretarla (caso de Samuel Huntintong).
El componente cultural actuaría, por ejemplo, sobre los conceptos Nación (comunidad cohesionada por un origen cultural común al que se accede de modo voluntario) y Pueblo (colectividad sin lazos culturales necesariamente comunes que lucha por su independencia político-jurídica, un concepto asociado a los procesos de descolonización).
Teniendo en cuenta los aspectos tribales (a veces enfrentados a los comunales) y elementos más allá de la ideología política, se pueden hallar los elementos culturales que llevan a una persona a integrarse en una organización terrorista.
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