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Análisis e Interpretación

Cómo nos venden la Guerra (La III Guerra del Golfo Pérsico) III

Cómo nos venden la Guerra (La III Guerra del Golfo Pérsico) III Alerta y Pre-Crisis

En sus clases, el Dr. Alejandro Pizarroso Quintero suele decir que la planificación estratégica (la guerra) es el ejercicio intelectual más complejo que puede hacer un ser humano. Ciertamente, y sin tratar de ser en absoluto belicista, la planificación de una campaña militar viene a parecerse a la resolución de una ecuación con un número casi infinito de variables. La guerra, por lo tanto, no es algo que se pueda organizar de un día para otro (aunque se han dado algunos casos en la Historia de guerras casi improvisadas), sino que es necesario un tiempo previo de preparación de la campaña. En el caso de Iraq ha sido así.
La propaganda estadounidense ha conectado la Operación Libertad Iraquí con los atentados del 11 de Septiembre de 2001, lo que situaría la fecha de la preparación de los planes para la invasión y conquista de Iraq entre Septiembre y Diciembre de 2001. Otras publicaciones la sitúan en torno a los primeros meses de 2002, una vez finalizada la campaña de Afganistán (Operación Libertad Duradera).
A continuación veremos lo publicado en la prensa durante el periodo de Diciembre de 2002 a Enero de 2003, sin embargo, cabe citar una información que, aunque no está del todo contrastada, viene a datar el origen de la idea de controlar Iraq mucho antes, durante la administración Clinton-Gore. Dicha información, disponible en Internet, señala que organizaciones de extrema derecha estadounidenses habían remitido algunas cartas a la Casa Blanca en las que hablaban de la oportunidad de controlar Iraq y sus recursos petrolíferos para asegurar la buena marcha de la economía estadounidense (Entre esas asociaciones cabe destacar la Fundación para el Nuevo Siglo Americano, encabezada por el controvertido escritor Robert Kagan).Ya el 22 de Diciembre de 2001, Colin Powell descartaba una operación contra Iraq similar a la recientemente exitosa (una victoria marginal es un éxito al fin y al cabo) Operación Libertad Duradera (El País, 22 Diciembre 2001), aunque algunos ilustres especialistas, como Richard Butler (exdirector de la comisión de Naciones Unidas para el desarme de Iraq –UNSCOM-) acusaba al gobierno iraquí de ser el suministrador del ántrax enviado por correo a diversos objetivos en los EEUU, particularmente citaba: "Nadie deberá sorprenderse si se llega a la conclusión de que Iraq es el país proveedor del ántrax de esas cartas..." y añadía: "... las reuniones celebradas en Praga entre Mohamed Atta... y un funcionario de la Inteligencia iraquí podrían haber sido las ocasiones en las que Mohamed Atta se aprovisonara del ántrax".
Como se advierte, los ánimos de la opinión pública norteamericanas ya se dirigían hacia Sadam Hussein como blanco de sus deseos de venganza, de hecho un día antes publicaba El Mundo que la revista Jane´s había publicado que el régimen de Husein había patrocinado o financiado los atentados contra los Estados Unidos.
Por otro lado, el 29 de Noviembre, El País publicaba un artículo de Hermann Tertsch sobre las declaraciones del director del diario polaco Gazeta Wyborcza, Adam Michnik, y reciente Premio Joaquín Garrigues Walker, que anunciaba que el escenario afgano no era más que un primer paso en la campaña global antiterrorista, y que el conflicto con Iraq era ya inevitable (recordemos que esto se publicaba a finales de Noviembre de 2001). Tertsch citaba textualmente a Michnik: Y sin duda ahí está Iraq... ese régimen supone un peligro insoportable para las democracias. Esto se publica el mismo día en que baterías iraquíes disparan contra las patrullas aéreas de los anglosajones en las zonas de exclusión aérea, todo un acto de provocación limitada y de gran valor de cara a mantener la imagen del dictador frente a su propia población: La prensa iraquí dice (textualmente) haber puesto en fuga los aviones de los invasores.
Vemos en consecuencia que ya por entonces la guerra contra Iraq no iba a coger desprevenido a nadie, y si bien todos sabíamos que el sátrapa iraquí era un villano de película hollywoodiense de tal talla que justificase el desarrollo de nuevas armas nucleares anti-búnker no era previsible un conflicto inmediato. Irónicamente, Adam Michnik decía, en el artículo citado de H. Tertsch, que desconocía el plazo para la ruptura de hostilidades entre los EEUU e Iraq, debido a que para acabar con un gobierno consolidado como el suyo hacía falta un proyecto de gobierno que lo sustituyese, algo irónico sabiendo lo que sabemos a estas alturas.
Estadounidenses y británicos refuerzan sus posiciones en la región, aunque el gran despliegue está por llegar, y durante todo 2002 el número de tropas angloamericanas en la zona aumenta en gran medida, mientras empieza una labor de propaganda que deja ver la disposición del gabinete Bush jr. –Cheney de completar el trabajo que la Tormenta del Desierto dejó a medias. De tal modo, un año después de las predicciones de Michnik, la opinión pública mundial estaba prácticamente convencida de que iba a haber una guerra en Iraq, de que se iba a llevar a cabo con menos tropas que la operación de 1991, y que en un día los americanos lanzarían sobre Bagdag más bombas que en toda la II Guerra del Golfo.
Los medios españoles ya seguían con detalle los acontecimientos, dedicándoles secciones especiales, los más importantes, como la de Cerco a Sadam (El Mundo), Conflicto de Irak, Acoso a Sadam, o Amenaza de Guerra (El País), y la revista especializada War Heat Internacional abría el tema con un balance del material bélico del que disponen iraquíes e israelíes, y una entrevista con Mohammed A. A. Hussein, encargado de negocios de la embajada iraquí en España.

Sin embargo, como se dice en el mundo de la Publicidad, las mentiras en una campaña las paga el producto en las siguientes, algo que dejó ver el sondeo de Gallup Internacional, realizado entre el 9 y el 21 de Enero de 2003 y publicado por El Mundo el 31 de Enero:
- La mayoría de ciudadanos de la UE pensaba que era probable o muy probable que se produjese una acción militar contra Iraq en los meses venideros, en la Europa no comunitaria el resultado coincidía, y en España eran un 73% los que opinaban así entonces.
- Más de la mitad de los encuestados estaba en contra de cualquier acción militar, mientras que más de una cuarta parte lo estaba si la ONU aprobaba la operación, en España un 74% estaba en contra de cualquier acción, y un 13% apoyaría una acción en el marco de Naciones Unidas.
- Más de un 60% estaba en contra de que su país interviniese en la acción, incluyendo la opinión del Reino Unido, siendo el dato español de un 72%.
- Más de la mitad (aproximadamente lo mismo fuera de la UE) opinaron que la política exterior de los EEUU tenía un efecto negativo en su país. La cifra de españoles que opinaba así era del 57%.
Excepto el caso de los EEUU, en América, África, Asia y Australia los datos eran similares, dejando a España como el país con una opinión pública más contraria a la guerra, algo que el CIS relacionó con el rechazo popular a la operación de 1991, pese a estar apoyada por Naciones Unidas. El apoyo a los EEUU del presidente español José Mª Aznar le valdría tras la guerra la Medalla de Honor del Congreso, máxima condecoración de los Estados Unidos, como si se tratase de un héroe de guerra americano. El gobierno se basa en la amenaza que supone el régimen iraquí, así como en la legalidad vigente en Naciones Unidas, alegando que las resolucionesdel momento permitían actuar contra Iraq de modo disuasorio o con un uso de la fuerza propiamente dicho, algo que expresó en unos panfletos que incluyó en los periódicos de tirada nacional.

La campaña de propaganda comienza a tomar fuerza, particularmente en lo relacionado con las armas de destrucción masiva iraquíes, lo que lleva a la ONU a realizar nuevas inspecciones. Sin embargo Bush afirma que no enseñará fotos de misiles ni de armas prohibidas y el responsable de la comisión de inspección y verificación UNSCOMVIC, Hans Blix, denuncia la falta de colaboración de las autoridades de Bagdag en su investigación. Resucita el interés del pueblo kurdo y se desentierran los recuerdos de la matanza que sufrieron a manos de Sadam y su subalterno Alí el químico
(Este sobrenombre, de alto interés propagandístico tuvo sus consecuencias durante la campaña, como explicaremos más adelante) , y se empieza a perfilar a los peshmergas (voluntarios kurdos) como una posible Nueva Alianza del Norte, dada la tradición entre los kurdos de colaborar, más que entre ellos, con la potencia que se enfrente al país que les oprime.

- La posibilidad de que líderes de Al Qaeda, como Abu Musab Al Zarqawi (un experto en armas químicas), se refugiasen en Iraq tras la guerra de Afganistán. Sin embargo las inspecciones de Hans Blix no encontraban nada.
- La constancia de Tony Blair de los vínculos entre el gobierno de Sadam Hisein y Al Qaeda, como la existencia de campos de entrenamiento en Iraq (Esto fue desmentido personalmente por uno de los protagonistas de la Operación Zorro del Desierto, Scott Ritter, que entonces era director de la UNSCOM. Ritter se presentó frente a los medios en Bagdag, junto a Sadam Husein declarando que los susodichos campos servían para entrenar a las Fuerzas Especiales iraquíes)

- Las declaraciones de Condolezza Rice, consejera de seguridad de George W. Bush, de las que se desprendía que los presos talibanes de Guantánamo habían confesado la colaboración iraquí con la organización Al Qaeda.

Por entonces tropas especiales de los EEUU ya se estaban desplegando en el norte de Iraq, algo que se publicaba el 30 de Enero. La justificación para el ataque del Presidente se basaba en un argumento descartado por la CIA, incluso, respecto a Tony Blair, el 8 de Febrero se publicaría que utilizó un trabajo académico desfasado para elaborar su informe sobre Iraq.
Las imágenes de entrenamientos de las tropas aliadas, sobretodo las de combate urbano, se multiplican por los medios de comunicación, mientras personajes de mayor o menor celebridad empiezan a manifestar su oposición por todo el mundo. Es el caso de Kenneth Nichols, exmarine de los EEUU que dirige una campaña de escudos humanos para proteger objetivos civiles en Iraq, Zbigniew Brzezinski, conocido por su Tablero Mundial, una teoría acerca de la monopolaridad del acutal escenario geopolítico, que ligaba los signos de antiamericanismo en todo el mundo a la actual doctrina presidencial de Bush jr., o el mismísimo expresidente Jimmy Carter, cuando recogía su Nobel de la Paz.
En España, las apariciones en televisión y radio de miembros del gobierno y la oposición llegan a ser, si no diarias semanales, por no hablar de los reportajes sobre la vida, obra y milagros del dictador iraquí, de los que aprendemos que no se le daban las matemáticas ni el inglés o que le encanta pescar con explosivos. Sean ciertos o no, estos datos crean una predisposición en la población contraria a cualquier medida de tolerancia con Husein, aunque debe enfrentarse al completo trabajo de movilización y agitación del movimiento contra la guerra.
El 17 de enero se encuentran 11 cabezas vacías para misiles en Iraq, lo que provoca que Blix pida una ampliación de plazo con la oposición de los EEUU. Mientras se filtra que Arabia Saudí preparaba una operación encubierta para derrocar a Sadam Husein para evitar la guerra. Frente a ello, Bush comienza una campaña para recabar apoyos entre sus aliados que recuerda a la realizada antes del ataque a Afganistán. Sesenta países reciben esta petición de ayuda, según El país (21 de Noviembre de 2002), que lo publica el mismo día que un reportaje sobre los halcones de la Casa Blanca, los altos cargos de la administración favorables a atacar Iraq y desestabilizar Siria.
Mientras para el 19 de Enero de 2003, los americanos trataban de aprovechar el poder del ejército turco sobre su gobierno para lograr el apoyo de este país, se veían manifestaciones en los propios Estados Unidos que recordaban a la guerra de Vietnam. En un intento de lograr apoyos, EEUU recurre a la OTAN, pero Francia vetará la moción. Para el 24 de Enero, Washintong advertía que atacaría sin los apoyos de París, Berlín o de la ONU, tras la alianza francoalemana para tratar de evitar la guerra; a lo que se sumarían las negativas de China y Rusia en el Consejo de Seguridad.
Las inspecciones se centran en los misiles, mientras los medios de comunicación recogen otro órdago de la campaña estadouidense: Los presos kuwaitíes que no han sido devueltos tras la guerra de 1991. Estamos ya a finales de Febrero, y es cuando se conoce la partida presupuestaria para la guerra: 100000 millones de dólares, el 1% del PIB americano para una guerra rápida, la instauración de un nuevo gobierno y la reconstrucción.
Es en Febrero cuando se dan las mayores movilizaciones contra la guerra (el 15 de Febrero en Madrid y Barcelona salen a la calle entre 1.5 y 2 millones de personas en cada una de las capitales), y la oposición reprocha (particularmente el inextinguible Felipe González) que el gobierno menosprecie la postura de la UE por el unilateralismo de EEUU, además de acusar a TVE de ser parte del aparato de propaganda belicista del gobierno en esta crisis de Iraq, particularmente por eclipsar una jornada mundial de movilizaciones contra la guerra con una programación para el día de los enamorados, además de crear miedo y alarma en la población emitiendo películas como Ántrax o Estallido, y reportajes como Bioterror, la amenaza biológica. El hecho es que, como veremos más adelante, las películas de contenido bélico, terror por epidemias o intrigas políticas de las superpotencias se han multiplicado conforme avanzaba la situación de precrisis a crisis y de crisis a guerra, apaciguándose de golpe con el fin de las hostilidades (Asesinato en la Casa Blanca, El mundo nunca es suficiente,de James Bond; La chaqueta metálica, o la infumamble españolada de A la Legión le gustan las mujeres... y a las mujeres les gusta la Legión)incluso cabe destacar el estreno de series de televisión como Alias (trata de una espía) o 24, que narra en tiempo real el intento de asesinato del primer candidato negro a la presidencia de los EEUU, un hombre metido además en asuntos de seguridad y política exterior, perfectamente identificable con Colin Powell (Sin embargo he echado de menos otras series como JAG Alerta Roja, en la que una pareja de abogados de la Armada investigaba casos de jurisprudencia militar, y en los que destacaba una congresista negra especializada en temas de defensa que recuerda mucho a Condolezza Rice).
Finalmente, cabe hablar de la continuación de la campaña de actores americanos contra la guerra, en la que el galán G.Clooney denuncia vetos contra los actores pacifistas por parte de la industria (algo que tendría sus repercusiones en la ceremonia de los Oscars), y del despliegue de 500 periodistas en el frente (algo nunca visto desde la Segunda Guerra Mundial), a los que envió un programa basado en el empotramiento (embedding) en unidades militares.

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