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Análisis e Interpretación

Golfo Pérsico

JARHEAD

JARHEAD

Tras ver Jarhead, hace un par de meses, me he puesto a revisar documentación sobre la II Guerra del Golfo (1990-91), sobretodo en lo relativo a la propaganda y el mantenimiento de la moral de las tropas.

 

Es tras leer una entrevista al autor del libro, Anthony Swofford, en referencia a cómo vivió su padre la Guerra de Vietnam, montando fiestecitas por unos pavos a base de cerveza y putas, en relación con cómo lo pasó él.  Me extrañó que, al menos en la película (estoy buscando el libro) no hubiese referencia a los famosos “Love Boats”, que sólo eran para oficiales (los previstos para la topa no pasaron las exigencias de seguridad).

 

Este fue el caso del Cunard Princess, un hotel flotante que las fuerzas armadas de los Estados Unidos fletaron para las fiestas de Navidad de 1990. Según la naviera, fue fletado para su uso en el Conflicto del Golfo Pérsico, pero ni una palabra de qué tipo de uso tuvo. Cito “La Guerra de las mentiras” de Alejandro Pizarroso (Madrid, Febrero-Marzo-Abril 1991, ed. EUDEMA):

 Un aspecto tradicional para el sostenimiento de la moral de las tropas, se ha visto severamente limitado en esta ocasión. Las tropas occidentales estaban estacionadas en Arabia Saudí, un país cuya ley es el mismo Corán en su interpretación más estricta, donde las adúlteras siguen siendo lapidadas –eso sí, con modernos volquetes-, las mujeres no pueden conducir vehículos y el alcohol –la gran droga legal de Occidente- está terminantemente prohibido. Así pues, los tradicionales espectáculos que se han llevado siempre para las tropas en el frente han estado severamente limitados por la censura saudí. Y también el cine. Tanto es así que si unimos todo ello a las difíciles condiciones de vida en el desierto, y al prolongado periodo que las tropas han estado inactivas, a la espera de lanzar un ataque, muchos analistas llegaron a dudar de su buen estado moral, lo que tuvo que ser reiteradamente desmentido por los portavoces oficiales, e incluso por el mismo comandante en jefe, general Schwarzkopf. 

Pero nunca ha habido un ejército sin putas y sin alcohol. Incluso las famosas “cantineras” en los ejércitos del siglo pasado[1] tenían derecho al uso de uniforme y cobraban su paga como cualquier otro soldado. Y el Pentágono no podía dejar descubierto este flanco. Ya que nada de esto podía organizarse en territorio saudí, se fletó un barco, un transatlántico de lujo para este menester. Por 31 millones de dólares, fue alquilado antes de las fiestas de Navidad el “Cunard Princess”: 200 metros de eslora, 372 cabinas y otras 26 de superlujo con aire acondicionado, música, juego, alcohol y sexo. Pero sólo para oficiales. La clase de tropa hubo de esperar, pues el barco más modesto que se les pensaba destinar no cumplía determinados requisitos de seguridad. Esta iniciativa fue muy criticada, pues tales naves podrían convertirse en fáciles blancos para el enemigo, y, desde luego, en fácil objeto de crítica para su propaganda.

 Los espectáculos para elevar la moral de la tropa no son nada nuevo en la guerra. Todos recordamos la secuencia de Apocalypse Now, en la que llevan hasta el recóndito río donde se encuentran acantonadas as tropas estadounidenses a un grupo de chicas Playboy. Recuerdo que para la guerra del Golfo (1991) las Fuerzas Armadas españolas organizaron un concierto con la voluptuosa cantante Marta Sánchez, y que hubo cierto escándalo cuando el gobierno saudí exigía que las cantantes estadounidenses usasen velo en su territorio. Es cuando menos paradójica la tolerancia de los gobiernos occidentales respecto a las “peculiares costumbres” de sus aliados en la defensa del “mundo libre”. Un capitán de la Armada española que estuvo destinado en el golfo me contó una impresionante historia sobre la escasa tolerancia de los saudíes respecto al personal diplomático extranjero destinados en su territorio y sus familiares: Se trataba de la historia de la esposa de un diplomático alemán que resultó ser cleptómana. La pillaron robando y toda la presión de los germanos para solucionar el incidente tan sólo consiguió que a la señora se le amputase la mano en un quirófano, y no en una plaza pública ante una muchedumbre deseosa de justicia divina. Impresionante.  


[1] Referencia al siglo XIX

Series de Televisión

Series de Televisión Hoy me he enterado por el Ciberpaís de que en EEUU se va a estrenar una nueva serie de televisión sobre la Guerra de Iraq (2003). No sé mucho sobre ella, salvo lo que he leído hoy y lo que he encontrado sobre ella en internet: La ponen a caldo. Dado que no es positivo opinar sin conocer de primera mano los hechos (y mucho menos sin haberla visto), lo que haré será dejar que saquéis vuestras propias conclusiones a través de una serie de enlaces que os dejo aquí. Entre ellos he de destacar una página de una asociación de veteranos que defiende la permanencia de las tropas estadounidenses en Iraq (Mudeville Gazette), y el Blog de un soldado estadounidense destinado en Iraq, que parece de los más interesante (Boots on Ground). Ya veremos qué pasa con la seriecita de televisión... son capaces de vendérnosla como la de "Hermanos de Sangre".

npr.org

Antiwar.com

http://seattlepi.nwsource.com

Manipulación Informativa en la III Guerra del Golfo: PLanteamiento Metódico

6- Planteamiento Metódico de la Investigación

En primer lugar, pasamos a definir lo que vamos a considerar como una unidad de análisis: para nuestro estudio serán todas las informaciones referidas al conflicto de Irak que aparecieren en El País, El Mundo, El ABC, La Razón, Periódico de Cataluña y la revista War Heat, entre los días 20 de Marzo y 10 de Abril del presente año de 2003. Cada una de ellas supondrá, por sí misma, una unidad de análisis, independientemente del género con que se trate, evidentemente, si se trata de un género puramente opinativo, no le serán aplicables los criterios de extracción de las variables que intenten valorar las fuentes o cualquier otra información que no sea pertinente extraerles.
Las razones para elegir estas seis publicaciones:
- La postura difiere: El País, El Mundo y El Periódico se sitúan contrarios al conflicto, mientras que el ABC y La Razón defienden la postura del gobierno español de que es una intervención necesaria para garantizar la seguridad internacional. Este hecho, y el que su precio esté por debajo del límite fijado por el gobierno para cada ejemplar diario, sitúa a estos dos últimos periódicos como presuntos medios de prensa paraestatal.
- El País, El Mundo, ABC y la Razón son periódicos de cobertura nacional, mientras que El Periódico de Cataluña está considerado prensa de provincias, aunque como otros periódicos de su tipo (por ejemplo el Canarias 7) distribuyen ejemplares en la capital.
- La línea editorial de los diarios es representativa de las principales opciones políticas: El País es un diario progresista vinculado al PSOE, mientras que El Mundo, ABC, y La Razón están vinculados en mayor o menor medida al Partido Popular. El Periódico de Cataluña es representativo de las opciones nacionalistas y regionalistas moderadas, mientras que War Heat presenta un punto de vista vinculado al mundo militar (pensamiento conservador y pragmático centrado en la actividad militar).
- El País, El Mundo, ABC, La Razón y El Periódico son publicaciones de periodicidad diaria y contenido generalista, mientras que War Heat es una revista mensual especializada en temas militares.

El tipo de muestreo que vamos a seguir será el denominado aleatorio simple.
De acuerdo con las unidades de muestreo que hemos definido obtenemos un universo de 2.598 unidades, lo que para la economía que manejamos en nuestro estudio, que recuerdo, va a ser realizado ten sólo por dos personas, parece ligeramente excesivo. Para tomar una muestra representativa, primero debemos acordar un límite de error para hallar los criterios de extracción aleatoria.
Creemos que un error razonablemente bajo sería de un 2%, si despejemos en la fórmula de aplicación general estadística los valores que ya tenemos, obtendremos el volumen de nuestra muestra representativa (M):


4 P ( 100 – P) n .
M = e (n – 1) + 4 P ( 100 – P)

Donde P = una constante, cuyo valor es 50
e = error acordado (2%)
n = universo del estudio

Luego, si se ha considerado una muestra aleatoria del total de las noticias aparecidas en los 21 días de estudio en los diarios arriba mencionados, y el tamaño muestral final es de 2.598 unidades, con lo que se obtiene un y% de error de 0.5% para conclusiones de carácter general.
Si los despejamos, tendremos un M = 1274.27, luego la muestra que deberemos tomar será de 1274 unidades de análisis, extraídas del universo de manera aleatoria, siguiendo criterios estadísticos.

Vamos a preparar unas fichas a rellenar por medio del análisis de las unidades de muestreo, en ellas introduciremos las variables y categorías que hemos considerado con anterioridad, como significativas y pertinentes para obtener la información, que después analizaremos.

Fichas de Estudio de las Unidades de Análisis

1- Campos de localización:

a) Día
b) Medio (Sección que ocupa, especial o no)
c) Página en la que aparece la información (valoración de los dos puntos de los criterios preferenciales de aparición: par-impar, arriba-abajo, es decir mitad superior o inferior de la página).
d) Volumen (Espacio en centímetros cuadrados)

2- Valoración de los elementos icónicos

a) Dramatismo / Impacto Moral, según qué actores aparezcan en la foto, soldados aliados, Iraquíes, personas civiles. Valoraremos que el dramatismo se verá acentuado en una escala que podríamos hacer, del uno al siete, según consideremos a quien aparezca en la foto: beligerante o no, víctima o verdugo, siendo 1 una foto de escaso o nulo impacto moral y dramatismo, y siete una imagen realmente cruenta (por ejemplo un niño mutilado cubierto de sangre)
b) Significatividad: consideraremos significativa, también del uno al siete, cualquier imagen no directamente relacionada con el teatro de operaciones, que ayude a corroborar las hipótesis de nuestro trabajo.

3- Valoración de la Fuente:

a) Corresponsal:
- Zona de conflicto
- Zona de interés
b) Enviado Especial
- En una unidad del ejército.
- En E.M. (Estado Mayor)
- En H.Q. (Cuartel General)
c) Redacción del periódico
d) Columnista (colaborador)
e) Expertos o peritos
f) Políticos

4- Valoración Informativa:
Proporción de datos pertinentes frente a datos
superfluos. Consideraremos como datos pertinentes
aquellos que informen directamente del desarrollo
de la campaña, o de acciones concretas, y
superfluos, a aquellos que entren en cuestiones
técnicas acerca del equipamiento, valoraciones
especulativas basadas en fuentes militares españolas
o alidadas, etc,.

5- Posicionamiento de la Unidad de Análisis:
Marcaremos aquí nuestra valoración somera de si la información se sitúa a favor o en contra de la guerra, del uno al diez, con un cero si está completamente a favor, con un cinco si es neutra, y con un diez si está completamente en contra.

Ejemplo: Elegimos como homenaje a los periodistas caídos en esta guerra una de las últimas crónicas de Julio Anguita Parrado, titulada A la Caza del Pepino.

1- Campos de localización:
a) día 7 de Abril de 2003
b) Diario El Mundo, sección especial: La Invasión, subsección Cerco a la Capital
c) Página 3, abajo
d) Volumen: 10 x 25 cm
2- Valoración de los elementos icónicos: (la crónica acompaña a otra información sobre la toma del puente del Bagdag, acompañada de cuatro fotos).
a) Dramatismo e Impacto Moral: Se trata de fotos de soldados americanos en posición de guardia, cuerpo a tierra y corriendo, además de un rudimentario mapa de la zona colindante al puente sobre el Tigris. El mapa está en árabe. No aparecen signos de violencia (como disparos) ni imágenes cruentas (no hay sangre ni muertos). En una de ellas aparece una lejana columna de humo. Valoración: 3
b) Significatividad: Se trata de tropas americanas cercando la capital de Iraq, lo que les otorga un alto valor propagandístico. Valoración 5.
3- Valoración de la fuente:
b)Enviado especial en una unidad del ejército (2º Brigada de la III División de Infantería del Ejército de los Estados Unidos)
4- Valoración Informativa:
La crónica cuenta cómo una unidad de infantería estadounidense salió de su base a comprobar una información, según la cual en los suburbios de Bagdag la Guardia Republicana oculta misiles en un edificio. La unidad acude al lugar y tan sólo encuentra una tienda de alimentación, cuyo dueño muy asustado regala a los soldados unos kilos de pepinos y 20 pollos.
La información acerca de la marcha de la campaña está quizá eclipsada por la anécdota del error de los soldados norteamericanos, aunque deja claro el control de esa unidad sobre los barrios periféricos de la capital iraquí a dos días de su caída. Apenas contiene datos técnicos, quizá la referencia al todoterreno que lleva a la unidad (Humvee).
5- Posicionamiento de la unidad de análisis: 7. No acaba de ser neutral, ni decididamente antibelicista, pero el mensaje anecdótico de una unidad que parte en busca de armas y vuelve con pollo y verdura puede ligarse al mensaje dado por los sectores contrarios a la intervención de la inutilidad de esta contienda y de que el régimen de Sadam Husein no es una amenaza.

Manipulación Infomrativa en la III Guerra del Golfo Pérsico: Marco Teórico

5. Marco Teórico de la Investigación.

Una definición más precisa de nuestro objeto formal sería delimitarlo como: efectos de las prácticas comunicativas del bando angloamericano en la prensa española durante el conflicto de Irak (guerra de los veinte días/ El País, El Mundo, EL ABC, La Razón). De esta forma seríamos más precisos.

Desde esta definición puede abordarse el tema en su conjunto, pero quedarían sin resolver ciertos aspectos de los arriba reseñados, que deben abordarse bajo la misma luz, pero por separado.

Resulta difícil tratar de configurar un marco teórico, tan sólo dentro de las ciencias de la comunicación para el estudio de un fenómeno del que consideramos la desinformación, una de sus características básicas. Debemos apuntar que la manipulación informativa no es un objeto aislado dentro de todas las acciones que se desarrollan en una confrontación bélica, sino que forma parte de las diversas tácticas con que se operacionalizan las teorías estratégicas, de modo que un análisis de ésta nos debe llevar, por fuerza, a mezclar conceptos militares para hablar de cómo se pone en práctica la manipulación, con los propios de la ciencias de la información para referirnos a los efectos y, sobre todo, a la eficacia de estas prácticas.

Debemos tener en cuenta que el objeto material viene determinado por todo un corpus establecido a finales de los años 70, y que sin duda se ha venido desarrollando y perfeccionando en los 80 y 90, mucho más rápidamente que la capacidad de los medios para hacerle frente. Por ello, las teorías que, creemos, mejor nos van a ayudar a establecer la relación entre las prácticas manipuladoras y las distorsiones que crean, son aquellas que se centraban, en los 60 y 70, en los efectos de la comunicación colectiva sobre la cultura y la sociedad, y que, sin duda, tuvieron muy en cuenta, quienes desarrollaron unas prácticas que han estado, todo hay que decirlo, más o menos latentes dentro de toda la historia de los conflictos armados.

1- El establecimiento de la agenda(The Agenda Setting):
Malcolm Mc Combs y Donald Shaw mantuvieron que los medios de comunicación, por el mero hecho de prestar atención a algunos temas e ignorar otros, tienen un efecto sobre la opinión pública (recordemos la primera Guerra del Golfo, con sus escasas imágenes , cuando la premisa del medio televisivo es “si no hay imágenes, no hay noticia”). La gente tenderá a conocer aquellas cuestiones de las que se ocupen los medios de comunicación y adoptará el orden de prioridades que se asigne a los diversos temas.
La idea básica es que, dado un elenco determinado de problemas y temas, los que obtengan mayor atención por parte de los medios de difusión, resultarán más familiares y parecerán más importantes durante un tiempo; y pasará lo contrario con los que obtengan menos. Esta teoría es muy fácilmente comprobable por medio de los sondeos de opinión existentes.

2- Modelo de Dependencia Acerca de los Efectos de la Comunicación Colectiva:
El modelo descrito por Ball-Rokeach y DeFleur, tiene como punto central las condiciones centrales de una sociedad, que determina la probabilidad de que se produzcan los efectos de los medios de difusión.
La idea más significativa expresada por el modelo es que en las sociedades modernas, los miembros de la audiencia llegan a depender de los recursos informativos de los medios de difusión para su conocimiento de y orientación hacia lo que está sucediendo en su propia sociedad. El tipo de dependencia y su grado dependerán, a su vez, de un conjunto de condiciones estructurales, pero la más importante de éstas tiene que ver, en primer término, con el grado en que una sociedad está sometida al cambio, conflicto o inestabilidad, y en segundo término, con el grado en que los medios de difusión realizan, de hecho, muchas funciones de información únicas y centrales. El modelo de muestra por consiguiente la interrelación entre tres conjuntos principales de variables y especifica los tipos de efectos más importantes que dependen de su interacción.
Efectos a estudiar según este enfoque:

a) Cognoscitivos: producción y aclaración de la ambigüedad, formación de la actitud, establecimiento de la agenda, expansión de los sistemas de creencias de la gente, clarificación de valores, etc.
b) Afectivos: producción de miedo, ansiedad. Aumento o reducción del estado de ánimo.
c) Conductales: activación y desactivación. Logro o suministro de estrategias para la acción. Fomento de la conducta altruista, etc.

Al interpretar este modelo es importante tener en cuenta que los tres componentes principales (audiencia, sistema los medios de difusión y sistema social) están interrelacionados. Además la audiencia será diversa en relación con el sistema social y los cambios y condiciones sociales. En general las elites sociales tendrán más control sobre los medios, más acceso a éstos y serán también menos dependientes con respecto a ellos que los demás.

3- La Espiral del Silencio:
La socióloga alemana Noelle-Neuman trata de establecer el modo en el que se forma la opinión pública, sería a través de un juego reciproco entre la comunicación colectiva, la comunicación interpersonal, y la percepción que un individuo tiene de su propia opinión frente a otras opiniones, dentro de la sociedad.

La idea esencial es que todos los individuos tratan de evitar el aislamiento, entendido como el hecho de encontrarse sólo en el mantenimiento de ciertas actitudes y creencias. Por tanto, uno observa su propio entorno con el fin de aprender qué, opiniones prevalecen o se fortalecen, y cuáles son menos dominantes o están en declive. Si un cree que la opiniones propias pertenecen a esta última categoría, estará menos proclive a expresarlas, precisamente por el miedo al aislamiento.

En cualquier caso debemos tener en cuenta el desarrollo de teorías que, como la de McComb, irían ahora más encaminadas al ámbito de la teoría del conocimiento, y desde las cuales podremos explicar mucho mejor los fenómenos de saturación de los medios, así como la búsqueda continua de la virulencia en las imágenes de quienes adoptan una postura antibelicista.

Hasta este punto alcanzan las teorías desde las que se podría explicar la actuación comunicativa de los ejércitos, y los gobierno respectivos de los países que han actuado activamente en esta última guerra de Irak. No queremos dejar de añadir que no pretendemos explicar al completo las prácticas con ninguna de estas teorías, si bien creemos que la delimitación de las mismas ha sido llevada a cabo teniéndolas muy en cuenta, por ello creemos que podremos llegar a explicar satisfactoriamente el fenómeno de la manipulación informativa por medio de una combinación de todas ellas, a través de los efectos que se les supone.

Desde un punto de vista lógico, podríamos analizar todos estos comportamientos comunicativos desde una semántica de la guerra, en la que definiríamos a la guerra en sí, como un fenómeno que se genera a sí mismo, ésta se piensa a sí misma, es un fenómeno teórico y una actividad práctica. La razón por la que la guerra operacionaliza sus conceptos sería la estrategia, la estrategia piensa la articulación lógica de las acciones dentro de una guerra, usar lo que el otro piensa hacer como parte de la propia estrategia , pero una cosa es actuar sobre la materia, y otra sobre animales. Las unidades (fonemas dentro de esta semántica) de la estrategia se llaman estratagemas, la táctica es una sintáctica; cálculo de las acciones del uno con las acciones del otro.
La primera víctima de una guerra, por la estrategia, es la verdad, por ello la relación entre guerra y medios es tan compleja, ya que las fuerzas usan los medios como instrumentos de guerra. Entre las mentiras recíprocas podemos, a pesar de todo, llegar a algunas verdades.

Uno de los leiv motiv de la actual manipulación informativa en las últimas guerras (no está de mas que recordemos ahora que nos vamos a centrar, por supuesto, en la actuación de los aliados), lo podemos encontrar en todo un marco teórico que podríamos denominar de establecimiento, precisamente a través de la espiral del silencio y de la agenda setting de un concepto idealizado, o incluso utópico, de lo que es una guerra. En ésta no se producen bajas en el ejército aliado, y si sucede, se crean nuevos conceptos para explicarlas de una manera satisfactoria, desde el punto de vista táctico, como víctimas del fuego amigo, en esta misma línea, se tratará de ocultar al máximo posible un excesivo número de bajas en las filas el enemigo, no olvidemos que se estiman en doscientas mil las que el ejército iraquí sufrió en la primera guerra del golfo, cosa que no se conoció hasta pasados unos años, para evitar que un baile de cifras vulnere la imagen idealizada que se trata de instaurar en la conciencia colectiva del los países del mundo denominado libre por quienes definen también lo que es la libertad .

Según lo que se quiere hacer creer, gracias a esta guerra caracterizada como tecnológica, no existe el cuerpo a cuerpo, es una “guerra limpia”, en la que no se producen bajas en el ejército aliado (cosa que, como ya hemos dicho, no tiene por qué corresponderse con la realidad). El cuerpo a cuerpo se convierte en un momento de indeterminación simbólica, en esa dirección van a ir todas las actuaciones comunicativas de las fuerzas aliadas y su pull de medios. Pero veremos que, lamentablemente, sí se va a producir un virulento cuerpo a cuerpo, y estudiaremos cómo tratarán esta información los periodistas que viajan “empotrados” en una unidad del ejército.

Punto y aparte, sería estudiar el comportamiento de los medios de comunicación en los EE.UU., cosa que, por supuesto, merecería otro estudio, quizá más extenso e interesante que el que nos lleva en estos momentos a tocar tangencialmente este tema por considerar que se ha producido una evolución en el tratamiento que los medios estadounidenses han hecho de la invasión de Irak, respecto a otros conflictos, como el de Kósovo, que hemos estudiado a fondo para la realización de nuestro trabajo. Hasta ahora no ha cabido jamás ninguna duda de que la actuación de los periodistas norteamericanos ha estado históricamente definida, salvo algunas curiosas y gloriosas excepciones, por una perfecta asunción de su papel como gatekeepers, la connivencia entre gobierno americano y la prensa a la hora de la información bélica ha sido la premisa básica que ha determinado sus relaciones.

No queremos adelantar nada que debemos dejar para el postrer análisis de nuestros datos, pero tampoco queremos olvidar, antes de entrar a analizar al comportamiento de nuestros propios medios, el marco general del medio informativo de los países que han sido nuestros aliados.
La prensa americana ha cerrado filas en torno a la política de Bus como jamás lo había hecho antes, es más, se ha convertido en cómplice absoluto del trabajo de la administración republicana que ha tratado de redefinir desde el Once de Septiembre de 2001, todo el marco de la política internacional. La teoría de la espiral del silencio, gracias a los gatekeepers (por supuesto, los periodistas) americanos, se ha convertido más bien en aquel carro de los vencedores que describía Plutarco, en el que “gente de toda ralea, se encaminaba hacia los escenarios en los que se escribía la historia”.

La prensa americana ha disfrazado la masacre de heroísmo, ha buscado historias de solidaridades y rescates (no queremos dejar de recordar que, también en esto, algunos medios españoles le han ido a la zaga, sin más apuntemos la foto de portada en ABC del primer sábado de guerra, la que aparecía un soldado americano dando de beber a uno iraquí de su propia cantimplora), y se han olvidado de rescatar, para quien pudiera estar interesado también en ello, el hedor de los cadáveres pudriéndose en el desierto.
La prensa norteamericana ha liderado, el muy poco democrático, movimiento social de los EE.UU. del conmigo o contra mí, por ello ha existido pleno acuerdo semántico en no hablar de ocupación, sino de liberación.

La historia se ha ido fijando a priori, confiando primero en la falta de memoria de la sociedad, que recibía las declaraciones del Secretario de Estado de los EE.UU. el pasado Otoño acerca de que, si se consideraba necesario, se llegaría a mentir en la lucha contra el terrorismo internacional, con una increíble falta de escepticismo, así como la partida multimillonaria que, hace un año, se supo que el gobierno federal destinaría al soborno de periodistas en todo el mundo. Esta práctica de fondo de reptiles no es nueva, por supuesto, ya que data de la época de Bismark, pero explica cómo el gobierno americano y las demás potencias no han tenido ningún pudor en destapar la lógica interna con la que operan los estados, y luchar abiertamente, y desde el principio, por los despojos de los vencidos, el botín de guerra, que en este casó serán los contratos de reconstrucción y las concesiones petrolíferas.

La historia ya no la escriben los vencedores a posteriori, sino que se configura a priori en los medios que, como gatekeepers, configuran los papeles, por medio de la repetición constante de las consignas de los que se saben vencedores de antemano. Si como decía Goebbels, una mentira es repetida muchas veces puede adquirir apariencia de verdad, cuando su repetición es global, planetaria, se puede convertir en una verdad dogmatizada, que ha desplazado a la realidad hacia un marco ideal, en el que las guerras no tienen lugar, a través de la fijación de conceptos como guerra limpia, catástrofe humanitaria, daño colateral o bomba inteligente.

La diferencia con los medios de comunicación de los dos principales aliados, España e Inglaterra, ha sido enorme, dejemos aparte a nuestro país puesto que vamos a analizar el caso de la prensa de modo, esperamos satisfactoriamente exhaustivo. Inglaterra se ha librado del fenómeno sectario que ha barrido a la sociedad americana, a pesar de que el respaldo a la política de Blair ha ido en aumento (en parte porque ha sido el único de los dirigentes del mundo libre que ha considerado oportuno explicar a la población su política), quizá por ello, aunque el apoyo a la guerra de los medios conservadores haya sido exacerbado, ha habido algunas claras y sorprendentes excepciones. La BBC ha respondido ha su tradicional y controvertido papel de medio patrocinado por el gobierno, pero de un marcado carácter independiente, mostrando un amplio apoyo a las posturas antibelicistas. Debemos apuntar para terminar con la exposición de este punto que, como hecho muy destacable, su director general, Greg Dyke, hacía unas declaraciones al respecto del tratamiento que de la guerra han hecho las televisiones estadounidenses, en especial Fox News, que en ésta, ha desbancado a la CNN del liderazgo que venía ejerciendo desde la Segunda Guerra del Golfo (y, en gran medida, gracias a ella), por medio de una postura descaradamente patriotera, tachándolas abiertamente en unas conferencias ofrecidas en el Goldsmith College, de vergonzosas manipulaciones y manifestando su honda preocupación por la posibilidad de la entrada de empresas norteamericanas, como el Clear Channel, en el mercado de la información de su país, de cara al mantenimiento de las garantías de veracidad en el sistema comunicativo inglés.

Manipulación Informativa en la III Guerra del Golfo: Consideraciones Técnicas

1. Descripción del objeto material de estudio.

No nos proponemos llevar a cabo un estudio exhaustivo de la prensa española en el período de la invasión de Irak, lo cual excedería con creces nuestras posibilidades, por ello hemos decidido acotar nuestra investigación a las informaciones aparecidas en El País, El ABC, El Mundo, y La Razón, si bien en algún otro momento podamos hacer alguna ocasional referencia al contenido de algún otro diario. La muestra ha sido escogida por resultarnos más accesible al tratarse de periódicos de tirada y “vocación” nacional, por lo que, a priori, hemos creído que llevarían a cabo un seguimiento del conflicto más profundo que lo locales o regionales. Además está en la mente de todos que con los cuatro se cubre un espectro ideológico suficientemente amplio, al menos en cuanto al tema que estamos tratando, por supuesto.

El espacio y el tiempo de estudio está bastante claro, desde que comienzan los bombardeos, la madrugada del jueves día 20 de Marzo de 2003, con las publicaciones aparecidas ese mismo día, hasta justo tres semanas después, el jueves día 10 de Abril, día en que las tropas aliadas entran en Bagdad. Por supuesto los enfrentamientos terminan algo después, pero a efectos de nuestro estudio debemos tener en cuenta dos factores, en primer lugar desde una perspectiva histórica, la guerra se puede dar por concluida ese día, en segundo, y mucho más importante, dado el ambiente que han generado la muerte y el asesinato de dos periodistas españoles en los últimos días de campaña, se produce una distorsión y una disfunción informativa muy importante (y muy lógica por otro lado), que culmina en los días posteriores con la salida del grueso de nuestros corresponsales en ese país, por lo que ciñéndonos al período arriba indicado, estaremos más cerca de alcanzar los propósitos de este estudio.

El problema de comunicación en el que vamos a basarnos es en el sistema comunicativo de los conflictos bélicos, pariendo de las tesis y de la experiencia adquirida por los militares en conflictos precedentes, como el de Vietnam, se han elaborado una serie de técnicas, que se vienen poniendo en práctica desde la Guerra de las Malvinas con el único objeto de que absolutamente toda la información que llegue al público haya sido
seleccionada, proporcionada u orientada por los propios militares de acuerdo a sus fines estratégicos. Como es lógico, consideramos que en un sistema de libertad de información como el nuestro (nos referimos usando las palabras del propio Presidente de los EE.UU., a los países pertenecientes al “mundo libre”), esto constituye un profunda disfunción comunicativa, en el mejor de los casos, ya que si valorásemos el fenómeno de la guerra según el marco teórico que la explica como un sistema que tiende a autoalimentarse, las consecuencias pueden llegar a resultar mucho más preocupantes que la simple desinformación.

2. Definición del Objeto Formal:

El objeto formal de nuestro estudio es determinar el éxito que tienen en la actualidad las prácticas informativas de los ejércitos inmersos en una campaña, con arreglo a los propósitos tácticos y estratégicos a que éstas están ceñidas.
Contamos con los manuales que manejan las autoridades militares al respecto, manuales de una sorprendente precisión y que son actualizados varias veces al año, por lo que en mayor o menor medida somos capaces de describir las actuaciones que sobre la información ejercen, básicamente el control es ejercido por varias premisas que van a dar forma a nuestro objeto formal y que, además, nos van a obligar a tener que fijarnos en varios marcos teóricos diferentes.

En primer lugar el control de la información se ejerce a través de su absoluto monopolio, sólo las autoridades castrenses deciden quien y en qué momento, y cómo, accede al teatro de operaciones, lo que se denomina pull de medios. Gracias a este procedimiento, que podemos denominar de censura previa, se logra centrar la atención de los medios en sólo aquello que interesa que sea contado, alejándola de los hechos que puedan resultar más desfavorables frente a la opinión pública.

En segundo lugar existe un colapso de información en los medios promovido en gran parte por los ejércitos que, literalmente inundan, cuando lo creen necesario, con informaciones técnicas superfluas los medios, que siempre resultan interesadas de uno u otro modo, y en muchas ocasiones no son siquiera fidedignas.
Con lo esbozado arriba podemos llegar a la puntualización siguiente: si bien nuestro objeto formal serán los efectos de las prácticas informativas de los ejércitos modernos, y la “medición” de su éxito (el éxito es algo difícilmente medible, pero en este caso daremos por plenamente exitosas esas actuaciones en la medida en la que cumplan con sus objetivos, que sí conocemos bien), otro aspecto que se podrá dilucidar con arreglo a las respuestas que obtengamos será qué podemos llegar a considerar que sabemos realmente, como meros espectadores, de todo lo acaecido en el teatro de operaciones. Si podemos considerar la información que nos llega de una manera objetiva o debemos ser siempre muy cautos con absolutamente todo el material.

3. Objetivos del Proyecto:

Nuestro objetivo principal es el establecimiento de unos criterios de análisis para el estudio del fenómeno informativo que también es una guerra. Los criterios estratégicos con los que se trabaja desde el ámbito militar son, de un modo u otro, aprehensibles debido principalmente a manuales y directivas de circulación interna que, en muy pocos casos, son confidenciales.

Las técnicas periodísticas de búsqueda de información son bien conocidas por todos nosotros, son multitud los manuales acerca del manejo de los flujos informativos y el tratamiento de las fuentes, si bien podemos comprobar que, al igual que sucede con casi todo el material que vamos a manejar para delimitar el marco teórico, hay principalmente dos problemas, la mayoría de los manuales son bastante antiguos, y a pesar de las actualizaciones, han quedado obsoletos, y lo que es mucho más importante, las técnicas periodísticas, así como la inmensa mayoría de los corpus teóricos de la información, han sido elaborados con el objeto de servir de un modo u otro a fines políticos.

Aclaremos lo anterior: el periodismo de fuentes, por ejemplo, o muchas de las teorías que se suelen manejar en la facultad cumplen el propósito de servir o explicar cambios en las opiniones políticas.
Por ello consideramos de vital importancia la creación de nuevas técnicas, por qué no basadas en las nuevas tecnologías, así como de nuevos corpus que sirvan más adecuadamente para explicar éste y otros fenómenos o disfunciones comunicativas, a ello pretendemos contribuir con este estudio, sin por ello marcarnos objetivos que excedan, con mucho, nuestras posibilidades y pretensiones.

Los objetivos específicos del problema que investigamos serán, cómo no, tratar de establecer una mecánica explicativa de cómo los medios se convierten, involuntariamente en la mayoría de las ocasiones, en un sistema propagandístico del que se sirven a su gusto las autoridades militares, debido al monopolio informativo que ejercen.
Los procedimientos utilizados y el momento en que se llevan a cabo son diversos:
- En el teatro de operaciones: El espectro de acciones de propaganda de guerra es amplio, y mucho más el de las Psyops, cabe empezar por las propias maniobras tácticas y estratégicas, y por los bombardeos (que portan un profundo efecto psicológico de por sí), además de rarezas, como la emisión de distintos tipos de música durante las operaciones, el lanzamiento de pasquines incitando a la rendición o determinadas acciones de terror (ataques a objetivos de nulo o escaso valor estratégico)
- En la retaguardia: Las acciones de comunicación de masas se confunden, sea su objetivo beligerante o electoral, e incluye no sólo los procesos de desinformación, sobreinformación y censura, sino la emisión voluntaria de documentales temáticos con información manipulada, o la programación de televisión (desde los programas informativos a la planificación de las películas en la parrilla televisiva)

4. Justificación Científica y Social.

El planteamiento de estudio que realizamos aquí resulta de una inconveniencia obvia para aquellos que podrían estar más interesados y capacitados económica e institucionalmente para promocionarlo, debido a que es desde el poder ejecutivo desde donde finalmente se auspician todas estas actuaciones. Sin embargo consideramos que como de lo que estamos tratando al fin y al cabo es de la libertad de información, o de las medidas que en el caso de un conflicto bélico se toman para coartarla, por ello consideramos estudios como este de una importancia excepcional para el futuro desarrollo de técnicas de investigación en las ciencias sociales, y en el periodismo.
Los referentes de nuestra justificación provienen precisamente de los manuales de uso táctico de la información, que son de uso común en los ejércitos de países como el nuestro.

Desde el punto de vista militar la información es usada como elemento estratégico hoy más que nunca, mejor dicho, hoy más que siempre, por ello creemos que el hecho manifiesto de sentir, al menos por el momento, que la batalla entre la libertad de información y las prerrogativas de quienes ejercen el monopolio de la violencia, está perdida por el grueso de la masa social, justifica suficientemente, por sí mismo, cualquier intento de esclarecer el por qué esto es así, cómo es llevado a cabo, o cuáles son los actores que facilitan, promueven o están involucrados en ellos.

Manipulación Informativa en la III Guerra del Golfo: Las Guerras Postmodernas

Las Guerras PostModernas

El primer ensayo de una guerra postmoderna se dio curiosamente en el escenario del Golfo Pérsico. Iraq invadió Irán el 23 de Septiembre de 1980, en base a viejas disputas políticas y territoriales y con el beneplácito de las monarquías petroleras del Golfo, así como de Occidente, para frenar el avance de la revolución fundamentalista Shií personalizado en el gobierno del Allatolah Jomeini, al que Occidente acusaba de utilizar el terrorismo internacional para expandir su revolución. La guerra, que arrasó a ambos países, duró hasta el Alto el Fuego propiciado por Naciones Unidas en 1988 y ratificado en un Tratado de Paz en 1991.

Esta guerra expondría aquello con lo que se encontrarían los expertos en propaganda y contrapropaganda en los conflictos futuros con países árabes: Retórica religiosa, tanto por parte de Sadam Husein (pese a liderar un partido laico como el Baas), como de los imanes iraníes, aunque la duración de la guerra y el hecho de que ambos contendientes fuesen potencias musulmanas disminuyó el interés de Occidente, que obvió el uso de armas químicas y de nuevos hitos en la Historia de los conflictos armados (uso de misiles de crucero, los primeros combates aéreos entre helicópteros...).

Mientras la propaganda iraní hablaba de una guerra de religión, la iraquí enlazaba los acontecimientos con la historia de la región, denominando a la guerra como La segunda batalla de Qadisia, y quedando el dictador iraquí como una especie de reencarnación de héroes musulmanes (Nabucodonosor o Sadd Ibn Abi Waqqass son ejemplos de ello). La manipulación de la información recordaba a la de guerras como la Franco-Prusiana o la Primera Guerra Mundial, en las que se minimizaban las propias bajas y se exageraban los éxitos propios.

El Pentágono comenzó a ensayar los National Media Pool sobre el modelo británico que explicaremos a continuación: Grupos de periodistas acompañaban a las tropas americanas en sus barcos que patrullaban el Golfo desde el verano de 1987, y que fueron antecedentes de lo llevado a la práctica en Granada y en Panamá.

La Guerra de las Malvinas

El 2 de Abril de 1982 tropas argentinas ocupaban el archipiélago británico de las Malvinas, dando origen a una guerra peculiar, ejemplo de lo que serán las guerras postmodernas.
Aunque en aquel momento Argentina no era una democracia y carecía de prensa libre, desde 1982 se detectaba en sus medios una campaña a favor de la recuperación de las islas, citando incluso el beneplácito estadounidense; y pese a lo férreo de su sistema político, cualquier dictador sanguinario habría sido aclamado como un héroe por recuperar dicho territorio. Una vez consumada la ocupación la prensa argentina exageró el heroísmo de sus militares y subrayaba la imposibilidad de una acción británica para recuperar el control de las islas. Los periódicos publicaban lo que su gobierno les ordenaba y se castigaba la desobediencia.

Los medios británicos exaltaron a los soldados de la Reina, al gobierno de Isabel II y a sus aliados americanos, criticando el tratamiento moderado del Ministerio de Defensa.

Curtidos en el conflicto permanente de Irlanda del Norte, en el que la cercanía del conflicto imposibilitaba cualquier censura eficaz, en esta ocasión gozaron de la ventaja de controlar el acceso a la zona de operaciones: Ningún corresponsal podía llegar allí si no era con la flota británica.

Diecisiete corresponsales fueron acreditados para acompañar a la fuerza expedicionaria habiendo firmado un documento en el que aceptaban la censura en la misma fuente, ejercida por seis oficiales de RRPP. De hecho, los británicos excluyeron a los corresponsales extranjeros, dando a su opinión pública, y a la del resto del mundo, un diario de comunicación oficial.

Muchas de las informaciones censuradas carecían de valor militar o psicológico. Fue la supresión de informaciones y el control del énfasis la técnica dominante. Se evitan los aspectos más crudos de la guerra y las imágenes violentas, y se emiten sólo imágenes de celebraciones, como la del paso del Ecuador de la flota o la de la victoria. El responsable de control de la información del Ministerio de Defensa Británico, David Rambothan habla de briefings presentados con franqueza, finmeza y claridad, así como de su preferencia por la prensa escrita frente a la TV, porque pierde la inmediatez de las imágenes y permite una información más completa y menos deformadora de la realidad.

Granada

La Operación Furia Urgente, se dio el 25 de Octubre de 1983, y con ella, los EEUU al mando de una coalición de estados caribeños (que como en la última guerra del Golfo no era más que una forma de aparentar que los EEUU no actuaban de modo unilateral) pretendían derrocar a la junta militar que acababa de tomar el poder tras derrotar y asesinar al Primer Ministro marxista Maurice Bishop. Una de las cosas que caracterizaron la propaganda bélica del gabinete Reagan fue el revanchismo (no hay más que recordar las películas de Rambo o Bradock), y la reciente experiencia de los rehenes en Irán sirvió en este caso para justificar su acción exterior, para rescatar a los estudiantes de medicina norteamericanos en la isla.

Durante los tres primeros días de enfrentamientos se prohibió el acceso de corresponsales a la zona de operaciones alegando razones de seguridad ante las protestas de los medios.

Pese a la polémica sobre las restricciones de la información, los sondeos en los días de la invasión fueron favorables a la misma en una proporción de ocho a uno, así como los respectivos al control de la prensa. El Pentágono nombró una comisión para solventar el problema, la Comisión Sidle, que concluyó que la prensa había de cubrir las acciones militares de los EEUU hasta donde lo permitiese la naturaleza de la misión y la seguridad de las tropas.

Para afrontar la incapacidad de los periodistas del propio bando de mantener los secretos, el ejército norteamericano llegó a preparar una falsa operación militar en la que incluyó a un grupo de periodistas comprometidos a no revelar sus movimientos, algo que cumplieron.
Una anécdota, en la que comprobaremos más adelante sus futuras consecuencias, es que el asistente militar del Secretario de Defensa en este momento era Colin Powell, actual Secretario de Exteriores del Gabinete Bush-Cheney.

Panamá

La Comisión Sidle concluyó que había que desarrollar una política que permitiera el desarrollo de una Agrupación Nacional de Corresponsales, inspirado en la experiencia británica de las Malvinas, que se experimentaron durante las patrullas del Golfo Pérsico en la guerra de Irán e Iraq, y que acompañaría a las fuerzas de invasión en Panamá.

El 20 de Diciembre de 1989, se inició la Operación Causa Justa, con la que los EEUU iban a derrocar y capturar al General Noriega, presidente de Panamá, colaborador de la CIA y al que acusaban de narcotráfico.

Ocho periodistas del National Media Pool, que viajaban en un avión militar para llegar al lugar junto a las tropas aterrizaron cuatro horas después y hubieron de esperar seis horas más para informar. Además sufrieron un estrecho control durante los cuatro días que estuvieron destacados en Panamá, en los que los conductores de sus transportes solían equivocarse de camino y perderse con frecuencia, con lo que apenas presenciaron una escaramuza. Por otro lado, un equipo de la CBS fue secuestrado por tropas panameñas fieles al gobierno de Noriega, y un cámara de la Agencia Efe murió a causa de los disparos de los Marines, reforzando el argumento de la seguridad de los corresponsales (civiles al fin y al cabo).

La operación fue planificada por el Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, curiosamente el General Colin Powell.

La II Guerra del Golfo Pérsico (Operación Tormenta del Desierto)

La Operación Tormenta del Desierto fue anunciada durante meses como la primera guerra televisada de la historia, y vino a ser denominada por los expertos en el tema como el examen final para los teóricos de estas guerras postmodernas.

Sin embargo, la cobertura internacional del conflicto no llegó a tanto: Ambos bandos usaron la televisión como arma propagandística para ensalzar su poder, y en los meses previos los EEUU ensalzaron curiosamente el poder del enemigo, llegando a decir que el ejército iraquí era el cuarto más poderoso del planeta.

Para empezar a hablar de corresponsales cabe decir que al comenzar la guerra, a la mañana siguiente del primer bombardeo, los periodistas occidentales fueron invitados a abandonar Iraq (al día siguiente se les ordenaría), aunque la CNN, que ya contaba con infraestructura en Bagdag, fue oficialmente invitada a quedarse como único hilo de comunicación entre el país árabe y el resto del mundo, sometida eso sí a la censura del régimen de Sadam Husein. Respecto al resto de corresponsales fueron repartidos entre los países limítrofes (Jordania, Arabia Saudí...) a cientos o miles de kilómetros de la zona de operaciones. De tal modo todos los medios transmitían idénticas informaciones, así como imágenes cedidas por la CNN.

Respecto a los reporteros que acompañaban a las tropas, estadounidenses, británicos y franceses destacaron corresponsales junto a sus unidades, aunque sometidos a una severa censura.

Los fotógrafos fueron excluidos de los Media Pools, excepto los de Associated Press, y los de las revistas Time y Newsweek; y la falta de imágenes ( a parte de las de la CNN y las ofrecidas por los militares) llevó a recurrir a los vídeos caseros grabados por la población. A ello también contribuyó la colaboración del gobierno saudí a la hora de negar visados a los corresponsales excluidos. Para concluir el 5 de Marzo de 1991, una vez decretado el Alto el Fuego, cincuenta y un periodistas occidentales (muchos de ellos excluidos de los Pools) fueron dados por desaparecidos tras internarse en Iraq, tratando de atravesar los controles fronterizos. La caravana en la que viejaban fue atacada y apresada por los iraquíes, y devuelta a Arabia días después.

Respecto a la imagen de la guerra que ofrecía cada bando, cabe destacar la estrategia iraquí de presentarse como una potencia militar (pese a que no había podido doblegar a un país arrasado por una revolución fundamentalista como Irán), y la de los Aliados, de exagerar aun más esta imagen (como ya se dijo antes, le consideraron el cuarto ejército del mundo, por delante de muchos occidentales). Sadam usa a los rehenes occidentales para mostrar su cara amable, y las imágenes de pilotos derribados y visiblemente maltratados para recordar que es inflexible respecto a la seguridad de su país.

Los aliados evitan hablar del sufrimiento de la población (comienza a generalizarse los términos daños colaterales), así como de bajas propias (que los iraquíes exageran el número de muertos, heridos, prisioneros, carros de combate destruidos y aviones derribados, multiplicando por cuatro las cifras dadas por los aliados). Las principales mentiras difundidas por la desinformación iraquí (denunciadas por la USIA ) fueron:

- Irak es fuerte, la Coalición Multinacional débil
- Israel forma parte de la Coalición
- Las fuerzas aliadas cometen crímenes contra el Islam y atrocidades contra la población
- Los EEUU están enfrentados a varios estados de la Coalición

Por otro lado, los aliados hablaban de la imposibilidad de atacar Iraq antes de Febrero de 1991 (la guerra comenzó el 17 de Enero), de la represalia nuclear contra Iraq en el caso de que utilizase armas de destrucción masiva (entre las que atribuía a Iraq la posesión también de ojivas nucleares), la plaga de minas y de fosos inundados de petróleo en la frontera iraquí, y por supuesto la exaltación de la superioridad tecnológica de la fuerza multinacional, la consabida y exagerada batalla entre los misiles Scud y los anti-misiles Patriot. Por último cabe hablar del uso de unidades legendarias, como los Marines de EEUU, las Ratas del Desierto británicas o la Legión Extranjera francesa, que si llegaron a actuar no lo hicieron como esperaba el gobierno iraquí en función de lo visto en los medios (imágenes de entrenamientos sobre desembarcos de los marines, o formaciones de los mercenarios franceses tomadas en contrapicado para exagerar la corpulencia de los mismos); de las operaciones psicológicas (lanzamiento de octavillas incluido) para movilizar a la deserción a las tropas iraquíes y la exageración de las rendiciones que los estadounidenses rodaron utilizando voluntarios árabes y kuwaitíes como actores.

La III Guerra del Golfo Pérsico (Operación Libertad Iraquí)

Diseñada por el Secretario de Estado de Defensa Donald Ramsfeld, y por el General Tommy Franks (responsable de la Operación Libertad Duradera en Afganistán –año 2001-) la última de las guerras del Golfo Pérsico (20 de Marzo a 15 de Abril de 2003) ha supuesto una superación de la anterior de 1991 en cuanto a cobertura mediática.

Además de los Pools de Medios en el cuartel general (Qatar) y en los distintos estados mayores del área de operaciones (Kwait, y conforme se avanzaba: Um Qasar, Basora, Nasiriya, y Bagdag), con periodistas acreditados previamente; hemos visto enviados especiales de distintas nacionalidades que acompañaban alas unidades en su avance y que llegaron a retransmitir combates en directo (algo que no se había visto desde la guerra de Vietnam, y que probablemente estaba pensado para que fuesen testigos del éxito esperado del plan: Conquistar Iraq en tres días) y periodistas que cubrían el conflicto como corresponsales tanto en territorio iraquí (concentrados en Bagdag para mantenerlos bajo control) como moviéndose con relativa libertad por territorio controlado por las tropas del eje angloamericano y sus colaboradores kurdos en el norte.
Por otro lado el argumento de la seguridad de los reporteros ha quedado reforzado con la muerte de varios corresponsales y cámaras a lo largo de la guerra (destacar las de los españoles Julio Anguita Parrado y José Couso), para luego aludir el mando aliado a que habían declarado el territorio iraquí como zona de guerra y que habían recomendado a los periodistas su salida de Iraq.

Los occidentales han tratado de aparentar cierta libertad de información y disimular la censura militar (aludiendo la seguridad e intimidad de sus tropas): No permitían, en el caso de los enviados a acompañar a las unidades en su avance, publicar datos acerca de la posición de la unidad, ni sus objetivos, mientras que la experiencia de control de la fuente de información en los pools se ha repetido una vez más (la precisión de los bombardeos, el avance casi limpio de las tropas hacia la capital, ni una imagen de muertos de ningún bando, de bajas civiles ni de daños colaterales). Respecto a los medios, cabe decir que han funcionado en cuestión de su nacionalidad: Mientras que los estadounidenses y británicos han practicado una clara autocensura (ninguna imagen de muertes ni daños colaterales, ninguna información sobre bajas propias ni prisioneros aliados hasta que dieron la vuelta al mundo y su población acudió a canales extranjeros, por no hablar del montaje del rescate de la soldado Lynch, que pronto se verá plasmado en una película), el resto de medios han tenido que combatir con la censura en la fuente (y al parecer también en el medio en el caso de RTVE) y la desinformación provocada por ambos bandos (noticias falsas como la muerte de Tarek Aziz o los contínuos hallazgos de armas químicas que luego fueron desmentidos), así como la muerte de sus profesionales (diario El Mundo, Tele5, Reuters... entre otras han perdido periodistas a lo largo de esta guerra de los veinte días .

Ambos bandos han cometido (y denunciado al contrario por lo mismo) actos de desinformación, sobreinformación y censura, así como llevado a cabo operaciones psicológicas contra el enemigo y sobre su propia población:
Los angloamericanos:

- Han hecho correr informaciones falsas, como la muerte de Tarez Aziz, el respaldo exagerado a su causa (hablan de una coalición de decenas de estados), o de la toma de Basora en el primer y segundo día de la contienda (vino a caer unos días antes que Bagdag). Han minimizado la resistencia iraquí y, cuando el escándalo de los prisioneros era manifiesto con sus imágenes en todas las televisiones (excepto las suyas) realizaron la operación de rescate de la soldado Lynch. Respecto al tema de los prisioneros cabe destacar la denuncia de los americanos acerca de que los iraquíes contravenían la convención de Ginebra al exhibirlos en televisión para el resto del mundo, cuando ésta se trataba de una guerra de agresión que no sólo contraviene dicha convención, sino la Carta de Naciones Unidas (artículo 2.4) y todos los documentos derivados de ella.

- Han mezclado las informaciones trascendentes (avance de la campaña, cuantía de bajas, daños colaterales...) con ruido (noticias sobre familiares que comparten destino en Iraq, matrimonios entre las tropas celebrados en el frente, e incluso en España la Razón se atrevió a hablar de armas ultramodernas que ningún medio destacaba, precisamente por no haberlas visto en las imágenes que provenían de la zona ), por no hablar del flujo de datos superfluos acerca de las características técnicas de las armas (que en casos como el del diario El Mundo estaban equivocados en determinados días )

- La censura ha llegado a límites insospechados, el caso del periodista estadounidense expulsado del teatro de operaciones a Kwait y despedido de su emisora por dibujar un rudimentario mapa en el suelo es tan sólo un ejemplo de cómo la acción de un gobierno y sus militares, sumada a la autocensura de los grupos multimedia de la información ha llegado a influir en la cobertura del conflicto.

- En cuanto a las operaciones psicológicas, no sólo se han probado nuevas armas (como la bomba MOAB) y se ha amenazado con el uso de armas de destrucción masiva como represalia contra quien hiciese el primer uso (algo que se intensificó cuando los americanos se acercaban a la denominada línea roja , o previamentete al comienzo de la guerra en las tan difundidas entrevistas a presuntos desertores iraquíes. Por otro lado el avance tipo Mad Max (como tituló El Mundo) de las tropas, algo contrario a toda lógica militar según criticaron oficiales del Pentágono y fuentes cercanas al Secretario de Estado de Exteriores (Colin Powell) por dejar sin cobertura las líneas de suministro, los bombardeos masivos de la operación Impacto y Pavor el día 21 de Marzo (bombardeo masivo de Bagdag) y las contínuas incursiones de unidades acorazadas en la capital entre el 3 y el 9 de Abril llevaban un mensaje de total superioridad estadounidense que llamaba a la rendición por medio del miedo (una táctica por la que se caracterizaban los nazis en la Segunda Guerra Mundial, en palabras del Coronel Francisco Marín del Ejército de Tierra . Además, la programación televisiva ha multiplicado la emisión de películas bélicas en las que los buenos eran tropas generalmente estadounidenses y británicas, filmes de alto contenido nacionalista (estadounidense), como Independence Day, y todo tipo de películas y series de televisión relacionadas con la amenaza terrorista y el uso terrorista de armas de destrucción masiva (destacar el estreno en Antena 3 de la serie 24, en la que uno de los protagonistas es el primer aspirante a Presidente negro de la historia de los EEUU y está relacionado con la comisión de defensa del Congreso de los EEUU, perfectamente identificable con Colin Powell, o de la película Estallido, en la que una enfermedad altamente contagiosa y mortal que los americanos estudian como arma se desata en EEUU; algo que también ha coincidido con la crisis del síndrome de neumonía atípica.

Por su parte, los iraquíes no se han quedado con los brazos cruzados:

- En el terreno de la desinformación, destaca la acción del Ministro de Información iraquí, Mohamed Said, convertido por el presentador de la NBC Jay Leno en un personaje cómico por. Hasta los últimos días, el funcionario del régimen de Sadam ha emitido informaciones exageradas sobre el número de bajas de los estadounidenses y británicos, del éxito de los contraataques iraquíes y del número de prisioneros. Esto también fue bastante utilizado por la desinformación iraquí en la anterior guerra de 1991.

- Además, el tema de los prisioneros ha sido utilizado como parte de las operaciones psicológicas iraquíes, mostrando a unos jóvenes aniñados, asustados y con miedo que decían sólo cumplir órdenes. Otra de las acciones relacionadas fue la promesa de Sadam Husein de recompensar cada muerte o captura de soldados británicos o estadounidenses, así como cualquier martirio (atentado suicida contra las tropas invasoras) con grandes sumas de dinero.

- Iraq cambia de estrategia respecto a la anterior guerra presentándose ahora, no como potencia regional, sino como un país obre, arrasado por una guerra y un embargo injustos y con capacidad justa para defender su territorio de la agresión ilegal de un tirano internacional (el Presidente George Washintong Bush) y sus secuaces. Plantea una guerra con el pueblo en armas, dando la imagen de toda una población que se enfrenta a un enemigo muy superior para defender sus hogares.

- Por otro lado la televisión iraquí lanzó una campaña de ridiculización de los líderes enemigos y de ensalzamiento del nacionalismo iraquí, con frecuentes emisiones de entrenamiento de su ejército, imágenes de voluntarios árabes que venían a defender el islam de una nueva cruzada, e incluso karaokes populares de canciones patrióticas.

- Cabe decir que, como dijeron los enviados a Bagdag tras la caída de la capital, el régimen controlaba férreamente a la prensa extranjera, enseñándole sólo lo que debían ver (Daños colaterales, masacres de civiles como la del mercado de Bagdag, y restos de aparatos enemigos derribados). Cabe mencionar el incidente con un pelotón de carros americanos con el convoy de corresponsales guiado por eoficiales del gobierno iraquí durante las incursiones en Bagdag de los últimos días de la guerra, en la que los autobuses con los periodistas hubieron de girar y huir rápidamente de la carretera por la que avanzaban los tanques americanos. De todos modos la censura no es un hecho escandaloso e inusual en una dictadura como la iraquí.

En España el tema se ha enlazado con las Elecciones Municipales y Autonómicas del 25 de Mayo, y la información, la desinformación y la propaganda en general se han centrado en el apoyo del gobierno a una guerra ilegal desde el punto de vista jurídico, y a las movilizaciones populares (encuestas de opinión, sondeos, e incluso la publicación de vídeos sobre la instigación de manifestaciones que culpan a los actores y a la oposición, millonarios e izquierdistas, de sembrar la crispación en la población, mientras la oposición hablaba de la dura represión de las movilizaciones por parte de la Policía Nacional.

Por último añadir que, aunque hiciese primera su aparición en la campaña de la OTAN contra Serbia para detener el conflicto del gobierno de Milosevic contra los independentistas kosovares de la UCK, esta es la primera guerra en la que se utiliza plenamente Internet en los campos de la guerra mediática y la ciberguerra, a través del enorme flujo de información que genera el conflicto, las enormes posibilidades de manipulación informativa (propaganda, operaciones psicológicas, censura, desinformación y sobreinformación) que permite esta tecnología, y por la posibilidad de operaciones militares en la red, del tipo de sabotajes de web, interrupción y manipulación de las comunicaciones del enemigo, o ataques en la red con virus informáticos o colapsando los servidores del bando contrario. Además, en lo que respecta al movimiento contra la guerra, la red ha sido un instrumento de movilización de masas sin el que no hubiese sido posible lograr el estado de opinión y activismo pacifista que hemos visto a lo largo de la crisis y la guerra.

En definitiva, hemos vivido un proceso que, aunque se iniciase en los últimos meses de 2001 y madurase a mediados de 2002, ha eclosionado desde Febrero del presente año hasta el mes de Abril (cuando la guerra ha cesado y ha concluido la cobertura intensiva de acontecimientos , que convierte a esta guerra en la que más cobertura ha recibido a lo largo de la historia, una guerra que permitiría llenar miles de volúmenes de estudios e investigaciones en distintas disciplinas, y particularmente en lo relacionado con la
Comunicación Social.

Manipulación Informativa en la III Guerra del Golfo (Introducción)

Manipulación Informativa en la III Guerra del Golfo (Introducción) “Esto no será otro Vietnam”
(General Norman Schwarzkopf, comandante en jefe de la Coalición Internacional en referencia a la Operación Tormanta del Desierto. 1991).

Es un hecho reconocido por los analistas de conflictos, civiles y militares, que guerras como la de Vietnam, como los anteriores conflictos coloniales (destaquemos el caso argelino) se perdieron más en las calles de la metrólpoli que en los teatros de operaciones. Esa lección, aprendida por los actuales estrategas militares, muchos de ellos veteranos de esos conflictos, se pone en práctica en las denominadas guerras postmodernas (a saber aquellas en las que el esfuerzo propagandístico y de control de la información en el espacio público adquiere la misma importancia que la estrategia, la táctica y la logística).

En Vietnam, último acontecimiento que polarizó a la opinión pública mundial hasta la II Guerra del Golfo (la operación para desalojar a las tropas iraquíes del invadido emirato de Kuwait), la oposición generalizada al conflicto, y la presión de la opinión pública (internacional, pero sobretodo estadounidense) fueron un factor determinante para que el presidente Richard Nixon reconociera el fracaso americano y retirase las tropas.

Sin embargo, hasta el momento de momento de la reacción de la población habían pasado años desde el inicio de la intervención, años en los que los medios de comunicación estadounidenses tuvieron un papel decisivo a favor de la objetividad de la información y contra la injerencia del Gobierno Federal. Hasta 1991 (II Guerra del Golfo) no hubo una cobertura mayor de un conflicto armado. Corresponsales acompañaban a las unidades militares y se destacaban en las principales ciudades, llevando a los hogares estadounidenses imágenes de los duros combates, de los cadáveres de jóvenes americanos y de los terribles sufrimientos de la población civil, expandiendo la imagen de la inutilidad de aquella guerra a la opinión pública. La extensión del conflicto a Laos y Camboya y matanzas como la de My Lai crearon en la población de los EEUU el fuerte deseo de querer salir de aquel conflicto.

Vietnamitas y Estadounidenses se aseguraron la fidelidad de emisoras de radio en la región del Sudeste Asiático, pero a diferencia de la Guerra de Corea, la censura militar fue aplicada con menor rigidez a los propios medios.

La dura lección que los estadounidenses aprendieron en Vietnam sigue viva en el recuerdo de sus generales a la hora de plantear una intervención armada, un fantasma, en palabras del Dr. Alejandro Pizarroso, que renace en cada conflicto, como el de Somalia (1992), aunque demostraron haber aprendido la lección, tanto en la Guerra de las Malvinas, como en las invasiones de Granada y Panamá en los años 80.

Cómo nos venden la Guerra (y XXV)

Cómo nos venden la Guerra (y  XXV) Cómo nos vendieron la III Guerra del Golfo Pérsico (Conclusiones):

La III Guerra del Golfo ha sido más un espectáculo mediático que una lucha en firme. Ambos bandos aprovechaban el más mínimo suceso anecdótico para ensalzarse y ridiculizar al contrario, convirtiendo esta contienda en el sueño de todo buen propagandista.
La actuación de los medios en la guerra ha ido más allá de una cobertura intensiva de 24 horas, y un despliegue jamás visto. Eso no servía de nada, y no hemos visto más de lo que nos han dejado ver:

- Los corresponsales empotrados en unidades estaban controlados totalmente por los oficiales de dicha unidad, sufriendo una censura férrea, como se ha visto en el capítulo de la campaña.

- Los enviados especiales a Bagdag sólo podían salir del hotel con la escolta y los guías del ejército iraquí, pudiendo transmitir tan sólo lo que quería Bagdag o lo que captaban sus cámaras desde su habitación.

- La retransmisión de combates en directo ha sido una falacia, recuerdo en los primeros días como las tropas actuaban ante la cámara haciendo como que combatían y cómo se insertaban las máscaras antigas al grito de Gas!! Gas!.

- Por supuesto la desinformación de cara a operaciones psicológicas y ganancia de ventaja estratégica ha vivido uno de sus mejores momentos. El anunciar que la campaña se detendría y que Bagdag caería en verano días antes del avance final fue una genialidad estratégica. DE nuevo, como con las imágenes de los marines en 1991, los medios sirvieron para colarle otro gol a Sadam Husein.

- Para colmo de males, la guerra además de parecer una superproducción de Hollywood (recuérdese La Cortina de Humo, con Robert de Niro y Dustin Hoffman) ha sido comparada constantemente con películas por los medios (Mad Max/ El Mundo, Apocalypse Now/ Onda Cero...)

Una definición más precisa del objeto formal de este trabajo sería delimitarlo como: efectos de las prácticas comunicativas del ejército aliado en la prensa española durante el conflicto de Irak (guerra de los veinte días/ El País, El Mundo, EL ABC, La Razón). De esta forma seríamos más precisos.

Desde esta definición puede abordarse el tema en su conjunto, pero quedarían sin resolver ciertos aspectos de los arriba reseñados, que deben abordarse bajo la misma luz, pero por separado.

Resulta difícil tratar de configurar un marco teórico, tan sólo dentro de las ciencias de la comunicación para el estudio de un fenómeno del que consideramos la desinformación, una de sus características básicas. Debemos apuntar que la manipulación informativa no es un objeto aislado dentro de todas las acciones que se desarrollan en una confrontación bélica, sino que forma parte de las diversas tácticas con que se operacionalizan las teorías estratégicas, de modo que un análisis de ésta nos debe llevar, por fuerza, a mezclar conceptos casi exclusivamente militares para hablar de cómo se pone en práctica la manipulación, con los propios de la ciencias de la información para referirnos a los efectos y, sobre todo, a la increíble eficacia de estas prácticas.

Debemos tener en cuenta que el objeto material viene determinado por todo un corpus establecido a finales de los años 70, y que sin duda se ha venido desarrollando y perfeccionando en los 80 y 90, mucho más rápidamente que la capacidad de los medios para hacerle frente. Por ello, las teorías que, creemos, mejor nos van a ayudar a establecer la relación entre las prácticas manipuladoras y las distorsiones que crean, son aquellas que se centraban, en los 60 y 70, en los efectos de la comunicación colectiva sobre la cultura y la sociedad, y que, sin duda, tuvieron muy en cuenta, quienes desarrollaron unas prácticas que han estado, todo hay que decirlo, más o menos latentes dentro de toda la historia de la guerra, que lamentablemente es la historia del Hombre.

1- El establecimiento de la agenda(The Agenda Setting):
Malcolm Mc Combs y Donald Shaw mantuvieron que los medios de comunicación, por el mero hecho de prestar atención a algunos temas e ignorar otros, tienen un efecto sobre la opinión pública (recordemos la primera Guerra del Golfo, con sus escasas imágenes, cuando la premisa del medio televisivo es “si no hay imágenes, no hay noticia”). La gente tenderá a conocer aquellas cuestiones de las que se ocupen los medios de comunicación y adoptará el orden de prioridades que se asigne a los diversos temas.
La idea básica es que, dado un elenco determinado de problemas y temas, los que obtengan mayor atención por parte de los medios de difusión, resultarán más familiares y parecerán más importantes durante un tiempo; y pasará lo contrario con los que obtengan menos. Esta teoría es muy fácilmente comprobable por medio de los sondeos de opinión existentes.

2- Modelo de Dependencia Acerca de los Efectos de la Comunicación Colectiva:
El modelo descrito por Ball-Rokeach y DeFleur, tiene como punto central las condiciones centrales de una sociedad, que determina la probabilidad de que se produzcan los efectos de los medios de difusión.
La idea más significativa expresada por el modelo es que en las sociedades modernas, los miembros de la audiencia llegan a depender de los recursos informativos de los medios de difusión para su conocimiento de y orientación hacia lo que está sucediendo en su propia sociedad. El tipo de dependencia y su grado dependerán, a su vez, de un conjunto de condiciones estructurales, pero la más importante de éstas tiene que ver, en primer término, con el grado en que una sociedad está sometida al cambio, conflicto o inestabilidad, y en segundo término, con el grado en que los medios de difusión realizan, de hecho, muchas funciones de información únicas y centrales. El modelo de muestra por consiguiente la interrelación entre tres conjuntos principales de variables y especifica los tipos de efectos más importantes que dependen de su interacción.
Efectos a estudiar según este enfoque:

a) Cognoscitivos: producción y aclaración de la ambigüedad, formación de la actitud, establecimiento de la agenda, expansión de los sistemas de creencias de la gente, clarificación de valores, etc.
b) Afectivos: producción de miedo, ansiedad. Aumento o reducción del estado de ánimo.
c) Conductales: activación y desactivación. Logro o suministro de estrategias para la acción. Fomento de la conducta altruista, etc,.

Al interpretar este modelo es importante tener en cuenta que los tres componentes principales (audiencia, sistema los medios de difusión y sistema social) están interrelacionados. Además la audiencia será diversa en relación con el sistema social y los cambios y condiciones sociales. En general las élites sociales tendrán más control sobre los medios, más acceso a éstos y serán también menos dependientes con respecto a ellos que los demás.

3- La Espiral del Silencio:
La socióloga alemana Noelle-Neuman trata de establecer el modo en el que se forma la opinión pública, sería a través de un juego reciproco entre la comunicación colectiva, la comunicación interpersonal, y la percepción que un individuo tiene de su propia opinión frente a otras opiniones, dentro de la sociedad.

La idea esencial es que todos los individuos tratan de evitar el aislamiento, entendido como el hecho de encontrarse sólo en el mantenimiento de ciertas actitudes y creencias. Por tanto, uno observa su propio entorno con el fin de aprender qué, opiniones prevalecen o se fortalecen, y cuáles son menos dominantes o están en declive. Si un cree que la opiniones propias pertenecen a esta última categoría, estará menos proclive a expresarlas, precisamente por el miedo al aislamiento.

En cualquier caso debemos tener en cuenta el desarrollo de teorías que, como la de Mc Comb, irían ahora más encaminadas al ámbito de la teoría del conocimiento, y desde las cuales podremos explicar mucho mejor los fenómenos de saturación de los medios, así como la búsqueda continua de la virulencia en las imágenes de quienes adoptan una postura antibelicista.

Hasta este punto alcanzan la teorías desde las que se podría explicar la actuación comunicativa de los ejércitos, y los gobierno respectivos de los países que han actuado activamente en esta última guerra de Irak. No queremos dejar de añadir que no pretendemos explicar al completo las prácticas con ninguna de estas teorías, si bien creemos que la delimitación de las mismas ha sido llevada a cabo teniéndolas muy en cuenta, por ello creemos que podremos llegar a explicar satisfactoriamente el fenómeno de la manipulación informativa por medio de una combinación de todas ellas, a través de los efectos que se les supone.

Desde un punto de vista lógico, podríamos analizar todos estos comportamientos comunicativos desde una semántica de la guerra, en la que definiríamos a la guerra en sí, como un fenómeno que se genera a sí mismo, ésta se piensa a sí misma, es un fenómeno teórico y una actividad práctica. La razón por la que la guerra operacionaliza sus conceptos sería la estrategia, la estrategia piensa la articulación lógica de las acciones dentro de una guerra, usar lo que el otro piensa hacer como parte de mi propia estrategia, pero una cosa es actuar sobre la materia, y otra sobre animales. Las unidades (fonemas dentro de esta semántica) de la estrategia se llaman estratagemas, la táctica es una sintáctica; cálculo de las acciones del uno con las acciones del otro.
La primera víctima de una guerra, por la estrategia, es la verdad, por ello la relación entre guerra y medios es tan compleja, ya que las fuerzas usan los medios como instrumentos de guerra. Entre las mentiras recíprocas podemos, a pesar de todo, llegar a algunas verdades.

Uno de los leiv motiv de la actual manipulación informativa en las últimas guerras (no está de mas que recordemos ahora que nos vamos a centrar, por supuesto, en la actuación de los aliados), lo podemos encontrar en todo un marco teórico que podríamos denominar de establecimiento, precisamente a través de la espiral del silencio y de la agenda setting de un concepto idealizado, o incluso utópico, de lo que es una guerra. En ésta no se producen bajas en el ejército aliado, y si sucede, se crean nuevos conceptos para explicarlas de una manera satisfactoria, desde el punto de vista táctico, como víctimas del “fuego amigo”, en esta misma línea, se tratará de ocultar al máximo posible un excesivo número de bajas en las filas el enemigo, no olvidemos que se estiman en doscientas mil las que el ejército iraquí sufrió en la primera guerra del golfo, cosa que no se conoció hasta pasados unos años, para evitar que un baile de cifras vulnere la imagen idealizada que se trata de instaurar en la conciencia colectiva del los países del mundo denominado libre por quienes definen también lo que es la libertad.

Según lo que se quiere hacer creer, gracias a esta guerra caracterizada como tecnológica, no existe el cuerpo a cuerpo, es una “guerra limpia”, en la que no se producen bajas en el ejército aliado (cosa que, como ya hemos dicho, no tiene por qué corresponderse con la realidad). El cuerpo a cuerpo se convierte en un momento de indeterminación simbólica, en esa dirección van a ir todas las actuaciones comunicativas de las fuerzas aliadas y su pull de medios. Pero veremos que, lamentablemente, sí se va a producir un virulento cuerpo a cuerpo, y estudiaremos cómo tratarán esta información los periodistas que viajan “empotrados” en un cuerpo del ejército.

Punto y aparte, sería estudiar el comportamiento de los medios de comunicación en los EE.UU., cosa que, por supuesto, merecería otro estudio, quizá más extenso e interesante que el que nos lleva en estos momentos a tocar tangencialmente este tema por considerar que se ha producido una evolución en el tratamiento que los medios estadounidenses han hecho de la invasión de Irak, respecto a otros conflictos, como el de Kósovo, que hemos estudiado a fondo para la realización de nuestro trabajo. Hasta ahora no ha cabido jamás ninguna duda de que la actuación de los periodistas norteamericanos ha estado históricamente definida, salvo algunas curiosas y gloriosas excepciones, por una perfecta asunción de su papel como “gatekeepers”, la connivencia entre gobierno americano y la prensa a la hora de la información bélica ha sido la premisa básica que ha determinado sus relaciones.

No queremos adelantar nada que debemos dejar para el postrer análisis de nuestros datos, pero tampoco queremos olvidar, antes de entrar a analizar al comportamiento de nuestros propios medios, el marco general del medio informativo de los países que han sido nuestros aliados.
La prensa americana ha cerrado filas en torno a la política de Bus como jamás lo había hecho antes, es más, se ha convertido en cómplice absoluto del trabajo de la administración republicana que ha tratado de redefinir desde el once de septiembre de 2001, todo el marco de la política internacional. La teoría de la espiral del silencio, gracias a los gatekeepers (por supuesto, los periodistas) americanos, se ha convertido más bien el aquel carro de los vencedores que describía Plutarco, en el que “gente de toda ralea, se encaminaba hacia los escenarios en los que se escribía la historia”.

La prensa americana ha disfrazado la masacre de heroísmo, ha buscado historias de solidaridades y rescates (no queremos dejar de recordar que, también en esto, algunos medios españoles le han ido a la zaga, sin más apuntemos la foto de portada en ABC del primer sábado de guerra, la que aparecía un soldado americano dando de beber a uno iraquí de su propia cantimplora), y se han olvidado de rescatar, para quien pudiera estar interesado también en ello, el hedor de los cadáveres pudriéndose en el desierto.
La prensa norteamericana ha liderado, el muy poco democrático, movimiento social de los EE.UU. del conmigo o contra mí, por ello ha existido pleno acuerdo semántico en no hablar de ocupación, sino de liberación.

La historia se ha ido fijando a priori, confiando primero en la falta de memoria de la sociedad, que recibía las declaraciones del Secretario de Estado de los EE.UU. el pasado Otoño acerca de que, si se consideraba necesario, se llegaría a mentir en la lucha contra el terrorismo internacional, con una increíble falta de escepticismo, así como la partida multimillonaria que, hace un año, se supo que el gobierno federal destinaría a la compra de periodistas en todo el mundo. Esta práctica de “fondo de reptiles” no es nueva, por supuesto, ya que data de la época de Bismark, pero explica cómo el gobierno americano y las demás potencias no han tenido ningún pudor en destapar la lógica interna con la que operan los estados, y luchar abiertamente, y desde el principio, por los despojos de los vencidos, el botín de guerra, que en este casó serán los contratos de reconstrucción y las concesiones petrolíferas.

La historia ya no la escriben los vencedores a posteriori, sino que se configura a priori en los medios que, como gatekeepers, configuran los papeles, por medio de la repetición constante de las consignas de los que se saben vencedores de antemano. Si una mentira es repetida muchas veces puede adquirir apariencia de verdad, cuando su repetición es global, planetaria, se puede convertir en una verdad dogmatizada, que ha desplazado a la realidad hacia un marco ideal, en el que las guerras no tienen lugar, a través de la fijación de conceptos como guerra limpia, catástrofe humanitaria, daño colateral o bomba inteligente.

La diferencia con los medios de comunicación de los dos principales aliados, España e Inglaterra, ha sido enorme, dejemos aparte a nuestro país puesto que vamos a analizar el caso de la prensa de modo, esperamos satisfactoriamente exhaustivo. Inglaterra se ha librado del fenómeno sectario que ha barrido a la sociedad americana, a pesar de que el respaldo a la política de Blair ha ido en aumento (en parte porque ha sido el único de los dirigentes del “mundo libre” que ha considerado oportuno explicar a la población su política), quizá por ello, aunque el apoyo a la guerra de los medios conservadores haya sido exacerbado, ha habido algunas claras y sorprendentes excepciones. La BBC ha respondido ha su tradicional y controvertido papel de medio patrocinado por el gobierno, pero de un marcado carácter independiente, mostrando un amplio apoyo a las posturas antibelicistas. Debemos apuntar para terminar con la exposición de este punto que, como hecho muy destacable, su director general, Greg Dyke, hacía unas declaraciones al respecto del tratamiento que de la guerra han hecho las televisiones estadounidenses, en especial Fox News, que en ésta, ha desbancado a la CNN del liderazgo que venía ejerciendo desde la primera guerra del golfo (y, en gran medida, gracias a ella), por medio de una postura descaradamente patriotera, tachándolas abiertamente en unas conferencias ofrecidas en el Goldsmith College, de vergonzosas manipulaciones y manifestando su honda preocupación por la posibilidad de la entrada de empresas norteamericanas, como el Clear Channel, en el mercado de la información de su país, de cara al mantenimiento de las garantías de veracidad en el sistema comunicativo inglés.

Con esto no termina mi investigación sobre la III Guerra del Golfo. Estoy adaptando para el Blog otro trabajo más especializado sobre la manipulación infomrativa en los Medios de Comunicación Social a lo largo de la Guerra, y otro sobre las denominadas Guerras Postmodernas (De Vietnam a las Malvinas), que publicaré en breve.