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Análisis e Interpretación

El Apogeo del Conflicto: 1968 - 31 Enero al 25 de Febrero, Ofensiva del Tet

El Apogeo del Conflicto: 1968 - 31 Enero al 25 de Febrero, Ofensiva del Tet La Ofensiva del Tet en Saigón

31 de Enero: Las fuerzas aliadas lucharon de forma endemoniada cuando las escuadras del Vietcong atacaron Saigón.
Cuando el VC salió de sus escondites para lanzar su ataque, todo el mundo pensó que las explosiones eran simplemente fuegos artificiales para celebrar el Año del Mono. Pero el hecho de que el ruido se prolongara durante tanto tiempo, nos convenció de que realmente se estaba luchando en las calles.Al principio, nadie imaginó que eso fuese posible. Aquí no, dentro de la capital. Entonces, una vez que el sonido de las armas portátiles se hizoinconfundible, todo el mundo pensó que se trataba de un golpe palaciego. Era Ky quien, finalmente, se había levantado contra el presidente Thieu. Pero nos equivocamos otra vez. (De hecho, como se supo después, Thieu ni siquiera estaba en Saigón, sino que se hallaba en My Tho, a unos 60 kilómetros de distancia de la capital.)

En 1968, me encontraba de regreso en Saigón. Ya hacía dos años que estaba en la ciudad después de haber estado trabajando en las provincias. Había sido administrador civil para el gobierno de Saigón, primero en Ben Tre y posteriormente en Bien Hoa. Eran los últimos días de enero y nos preparábamos para celebrar el Tet, el Año Nuevo vietnamita. La guerra parecía muy lejana. Todo el mundo estaba cansado de ella y casi todos los soldados estaban de permiso.
El Tet llega en el momento más agradable del año, durante nuestro invierno, lo que significa que el clima es fresco y bonancible. El Tet es una ocasión muy especial, como nuestra Navidad. Todo está cerrado, nadie va a trabajar, las familias se reúnen y todo el mundo se muestra muy generoso. En todas partes se respiraba un aire vacacional. En lo único que pensábamos era en escapar de aquella espantosa guerra.
En esa época se habían producido rumores sobre golpes palaciegos urdidos por Ky, diputado del presidente Thieu, y sobre un posible golpe de estado. Pero todos los problemas son dejados de lado tradicionalmente durante el Jet; se abandonan las luchas y las habituales e interminables conspiraciones están ausentes de las conversaciones. Pero cuando comenzaron los combates, los rumores volvieron a aparecer inmediatamente.
Ocultas en ataúdes

Lo que nosotros ignorábamos era que, durante meses, el VC había estado infiltrando armas en la ciudad. Lo habían hecho en pequeñas cantidades; fusiles, ametralladoras, granadas, explosivos y municiones. Algunas armas habían sido introducidas en Saigón en el interior de ataúdes. Y los combatientes desarmados también habían llegado a la ciudad, llenando los hoteles. La gente viajaba de pueblo en pueblo para el Tet. De modo que nadie se extrañó de que los hoteles estuviesen llenos de gente llegada del campo.
Y en las primeras horas del 31 de enero, el VC atacó su primer objetivo, el palacio presidencial. Luego atacaron los demás edificios importantes, incluyendo la estación de radio. Robaron coches para trasladarse por la ciudad. Incluso atacaron la Embajada norteamericana esa misma mañana, justo antes de las 15.00 h.

Yo había estado jugando la póker con un grupo de amigos hasta las 02.00 h. de la mañana, ignorante de lo que estaba a punto de suceder. Incluso regresé en coche a mi casa pasando junto al edificio de la radio.
Sin previo aviso

Ataques similares se estaban produciendo en las primeras ciudades de todo el país. En Saigón, el VC Incluso se las ingenió para infiltrarse en el barrio chino de Cholon antes de que se produjera el contraataque de las fuerzas gubernamentales.
El edificio de seis plantas de la Embajada norteamericana, que se alzaba en la zona central de Saigón, había sido un recordatorio permanente de la presencia de los EE UU y un símbolo de su prestigio y poder. Los norteamericanos se sentían tan seguros este reducido territorio estadounidense a más de 16.000 kilómetros de sus hogares, que sólo había un puñado de Marines montando guardia.
No hubo aviso previo. Un escuadrón de zapadores integrado por 19 Vietcong logró superar el muro exterior y se preparó para irrumpir en el edilicio principal, armado con morteros y granadas.
Pero el VC sólo consiguió llegar hasta el recinto exterior antes de que sus jefes cayeran abatidos por los centinelas. Con sus comandantes muertos, los otros guerrilleros fueron obligados a ponerse a cubierto cuando llegaron los refuerzos norteamericanos. Hasta esa distancia habían conseguido llegar.
Un verdadero infierno

Pero a los Marines aún les llevó seis horas hacerse nuevamente con el control total del recinto. Una vez acabados los combates, el escenario era un verdadero infierno. El personal de la Embajada, cubierto de sangre, era atendido por los médicos. Los empleados habían cambiado sus plumas por armas. Había cadáveres esparcidos por todas partes, algunos de ellos norteamericanos, pero la mayoría pertenecientes al VC. Yacían apilados sobre la hierba tiñéndola de rojo con su sangre. Estaban caídos entre los tiestos de flores, debajo de las apacibles palmeras. Por todas partes había trozos de piedra y cemento y las antaño blancas y hermosas paredes de la embajada estaban ahora acribilladas a balazos. Se podía leer la conmoción en el rostro de los norteamericanos. Su paraíso de paz había sido violado. Durante los días siguientes, se ordenó a los soldados norteamericanos que permanecieran en sus cuarteles, pero cuando se ordenó intervenir, lo hicieron con sed de venganza.
Por primera vez, los norteamericanos armaron a las tropas gubernamentales con fusiles de asalto M16. Luego utilizaron toda su potencia de fuego para recuperar el terreno ocupado por el VC. Allí donde había concentraciones guerrilleras, los Marine simplemente arrasaban el lugar.
El VC había esperado que se produjera un levantamiento popular apoyando su acción. Pero no comprendieron que la gente les temía. Y tampoco esperaban que los norteamericanos simplemente arrasaran todo lo que encontraran a su paso justo en el centro de la ciudad. Era la primera vez que la gente veía helicópteros sobre los terrados de la ciudad, disparando cohetes contra las casas y los edificios. Si hubo algo que obró en contra del VC fueron los helicópteros armados con cohetes. Calles enteras fueron reducidas a escombros y gran cantidad de civiles murieron junto a los miembros del VC.
Pero no sólo fueron civiles los muertos bajo el fuego de los norteamericanos. Una escuela llena de soldados del gobierno fue atacada por error por los helicópteros y, aunque se produjo un verdadero escándalo, esas muertes no trajeron ninguna consecuencia. Se dijo que se estaba produciendo una matanza indiscriminada en toda la ciudad.
Ya no estaban seguros

Mientras los combates se recrudecían, fueron acordonadas zonas enteras de Saigón. Los norteamericanos no pensaron en enviar un jeep con un cañón sin retroceso para disparar contra las casas donde se habían hecho fuertes los soldados del VC. Comenzaban a disparar y volaban media calle.
Eran casas donde vivía la gente, pero lo único que quedaba después del ataque era un montón de ruinas humeantes.
Estas personas no tenían ningún lugar adonde ir. Improvisaban refugios temporales, construían pequeñas chabolas con cajas de embalar o se metían en enormes tuberías de desagüe subterráneas. De alguna manera, comenzó a crecer una especie de ciudad de chabolas, habitada por miles de víctimas inocentes que habían sido sorprendidas por los combates.
Durante el desarrollo de los combates, se impuso el toque de queda controlado por la Policía Militar. La gente permanecía oculta y alejada de la línea de fuego. La guerra había llegado a Saigón con toda su crudeza, a una ciudad donde la vida había sido relativamente pacífica. Antes, la guerra se había librado en el campo y, aunque todos conocían a alguien que estaba luchando, la vida en la capital había parecido segura.
Yo me encontraba en el distrito de Gia Dinh en aquel momento y había decidido regresar a Ben Tre justo antes de que se desatara el ataque. Pero mi acompañante cambió de idea en el último minuto y, por tanto, ambos nos quedamos en Saigón. Resultó ser una decisión acertada, porque Ben Tre fue duramente atacada y pasaron dos semanas antes de que alguien pudiera moverse de allí. El mercado resultó completamente destruido y hubo que construir uno nuevo.

La esperada deserción masiva de efectivos del Ejército no se produjo y la población civil se negó a tomar las calles apoyando la ofensiva. En cambio, el Ejército se reagrupó e inició el contraataque junto con los norteamericanos, ganando terreno gradualmente en los alrededores de Saigón y en otras ciudades. La potencia de fuego masiva aniquiló los aislados focos de resistencia, aunque con un terrible coste de vidas para ambos contendientes.
Listas de muertos y fosas comunes

En la antigua capital imperial de Hué, en el norte, cuando las fuerzas nacionalistas reconquistaron la ciudadela, encontraron fosas comunes llenas de partidarios del gobierno, asesinados por el VC. Tal vez fuesen personas incluidas en listas negras o quizás, se habían ajustado viejas cuentas. Pero en otras ciudades provinciales se había producido una destrucción similar, ya fuese por la acción de los norteamericanos para expulsar al VC o por este mismo. Según un portavoz norteamericano: "Fue necesario destruir la ciudad (Ben Tre) par salvarla".
Después de que se hizo evidente que las fuerzas nacionalistas habían ganado, se podía oler el júbilo en el aire. El Norte ya no conseguiría la victoria. El gobierno había luchado en lugar de arrojar las armas, y, nuevamente, los norteamericanos habían sido unos aliados poderosos. Su poderío militar había salvado la situación. El VC había atacado con todo lo que tenía y, aún así, habla sido derrotado.
Su fuerza estaba mermada, su armamento destruido, su organización en ruinas. Había sido una victoria militar para el gobierno y su principal aliado. Los sudvietnamitas se sentían orgullosos de su Ejército y la forma en que éste había superado la prueba de la batalla. Pero aunque el pueblo de Vietnam del Sur la consideraba una victoria, el pueblo norteamericano pensaba de un modo muy diferente. Habían visto cómo entraban las fuerzas enemigas en su Embajada y eso era algo que jamás olvidarían.
El autor, Trang Van Duong, era miembro de la comunidad de Saigón cuando la ofensiva del Tet asoló la ciudad

La batalla de Hue
En las ruinas de Hué, los Marines de EE UU pelearon a la desesperada para reconquistar la Ciudad Vieja
Era el 31 de enero de 1968 y Hué, la ciudad más importante de las provincias septentrionales del Vietnam del Sur, dormía profundamente, sumida en esas horas que separan los juegos nocturnos del trabajo cotidiano. La ex capital de Annam descansaba. El movimiento se veía restringido al ciclista ocasional que recorría su solitario camino junto a la orilla del río Perfume, bajo los muros que encerraban la Ciudad Antigua, albergando a la mayor parte de sus 100.000 habitantes y a una cantidad interminable de refugiados. De pronto el silencio fue roto brutalmente cuando los disparos de los morteros rasgaron la delicada tela de la noche y los proyectiles comenzaron a abrir enormes agujeros en las fachadas de las antiguas y bellas casas coloniales francesas. La muerte al por mayor iniciaba su visita a la Ciudad Imperial
Hué no estaba preparada para lo que iba a pasar. Todo el mundo suponía que una ofensiva era inminente. Pero nadie había esperado que fuese a esa escala e intensidad. Hasta el momento, la ciudad no había sufrido los efectos de la batalla a gran escala, a pesar de estar situada a menos de 50 Km al sur de la ZDM. La presencia militar norteamericana era mínima y se limitaba a un puñado de asesores.
Sin embargo la pequeña fuerza del Ejercito Sudvietnamita que se encontraba en Hué aquella fatidica mañana era la compañía de élite "Panteras Negras", asignada a la 1ª División del general Ngo Luang Trong. Lucharon como demonios, tratando de detener el avance de los dos batallones de infantería del ejercito nordvietnamita, pero fueron superados en número y no pasó mucho tiempo antes de que las fuerzas enemigas controlaran casi toda la ciudad. La bandera del VC, estrella dorada sobre un campo rojo y azul, flameaba victoriosamente sobre el antiguo palacio imperial.
Una tarde de combates callejeros

La base de los infantes de marina de los EEUU más próxima a Hué estaba en Phu Bai, aproximadamente a 12 km hacia el sur. Allí, el general Foster Lahue, un veterano de la SGM y Corea, estaba al mando de los Marines pertenecientes a seriamente debilitada Fuerza Operativa Rayos X, integrada en poco más de tres batallones, cuando debía incluir al menos dos regimientos completos. Sólo 400 hombres para defender Phu Bai, la carretera1 (la ruta clave de las comunicaciones terrestres desde Hué hasta Da Nang) y todos los accesos de Hué por el oeste.
El Vietcong llegaba a la ciudad como si fuese una plaga de piojos, la Fuerza Operativa Rayos X se encontraba bajo el fuego directo de los morteros y pronto los proyectiles comenzaron a caer sobre la ciudad. Pero había que hacer algo. De modo que Lahue envió a la compañía A del primer batallón de Marine en dirección a Hué para controlar la situación en la carretera 1 y tratar de establecer contacto con las fuerzas sitiadas dentro de la Ciudad Nueva. Pero la compañía A tuvo problemas casi inmediatamente.
Cuando apenas había cubierto la mitad de la distancia que les separaba de Hué, fue inmovilizada por una emboscadade efectivos del Ejercito nordvietnamita. Así que Lahue envió al teniente coronel Marcus Gravel con su grupo de mando del 1er Batallón junto con la Compañía G del 5º del 2º Batallón de Marine, una sección de carros de combate y algunos ingenieros. Cuando salian de la base Gravel detuvo el jeep y llamó al teniente Richard Lyons:"-¿Quiere ir a la ciudad de Hué a pasar una tarde de combates callejeros?", le preguntó. Lyons, el capellán del Batallón y un hombre que no dudadba en coger su M16 para cubrir a sus compañeros en el campo de batalla, subió al jeep. Gravel no tenía tiempo para organizar un plan de acción, de modo que se limitó a gritarles a sus hombres "-Todos a los camiones" y a gran velocidad por la carretera 1.

La pequeña fuerza de Gravel se las ingenió para superar la cortina de fuego del ejercito nordvietnamita, sacar a la compañía A del atolladero y, a pesar del intenso fuego enemigo dentro de Hué, cruzar el puentes sobre el canal de Phu Cam y entrar en la zona norteamericana antes de las 15.00 horas.
Habiendo llegado a este punto, a Gravel se le ordenó que tratase de establecer contacto con las fuerzas del Ejercito sudvietmanitas mandadas por Truong, que se sostenian en el sector norte por la Ciudad Antigua. Sus hombres avanzaron por el puente Nguyen Hoang pero, careciendo de apoyo acorazado, se encontraron muy pronto con una potencia de fuego enemiga muy superior a la que podian hacer frente. Gravel retrocedió con sus heridos.

Punto de apoyo precario

Al día siguiente Gravel intentó abrirse paso a través de la ciudad hacia el cuartel general de Truong, pero volvió a encontrarse con la tenaz resistencia de los soldados nordvietnamitas parapetados dentro de los muros de la Ciudad Antigua.
Pero todo el tiempo llegaban cada vez más fuerzas de Marine a la ciudad, bajo el mando de famosos militares como el coronel Stanley Hughes, comandante del 1er Regimiento de Marine y el teniente coronel Ernest Cheatman, a quien muchos describian como el mejor oficial de Marine para el que habían servido nunca. Lenta pero seguramente, los Marine comenzaron a asegurar su precaria posición, y luego se hicieron fuertes en las laberinticas calles de la Ciudad Antigua.
Pero las cosas no iban bien. La mayoría de los Marine en Hué, eran soldados que se habían alistado hacía poco tiempo y que se suponía que iban a combatir al VC en el campo, donde podian confiar en sus enormes recursos de potencia de fuego y donde disponian de la gran ventaja de contar con una mayor movilidad. Ahora, sin embargo, deberían hacer frente a una clase diferente de guerra: combates a corta distancia, casi cuerpo a cuerpo, corriendo de un lugar a otro, cubriendose todo el tiempo, con francotiradores enemigos capaces de abatir a cualquiera que cometiera la imprudencia de quedar al descubierto. Los acosados soldados, inmovilizados entre los escombros, maldecian la falta de fuego pesado de apoyo. Se rumoreaba que tenía que ver con la protección de civiles o con evitar la destrucción de los edificios historicos. Parecia una broma: tus compañeros volando en pedazos porque algún jodido templo podía resultar dañado. ¿Divertido verdad?

Pero estos muchachos eran fundamentalmente infantes de marina, y Gravel estaba orgulloso al comprobar que su miedo natural era superado por las tradiciones del regimiento. Algunas escenas permanecerán para siempre en su memoria, como aquella del joven Jim Soukup (del 1er Batallón) quien había dibujado una gran diana en la parte trasera de su chaqueta con esta inscripción desafiante "Prueba tu suerte, Charlie!". O el teniente Allen W. Courtney, un tejano genial que, ignorando sus terribles heridas, disparó con una mano cubriendo la evacuación de sus compañeros heridos. Courtney se negaba a bandonar el puesto de modo que Gravel le ordenó que fuese al hospital de sangre en un lenguaje que suponía que el tejano entendería: "Quiero que salgas de la ciudad antes del anochecer".
El avance era muy lento, pero los hombres de Gravel no se detuvieron. El 6 de febrero, fueron reconquistados el Hospital, la prisión y el cuartel general provincial, y el 9 los Marine controlaban la Ciudad Nueva. Tres días más tarde se desplegaron por la Ciudad Antigua. Allí prosiguieron los amargos y sangrientos combates.
Desalojar al enemigo

El enemigo tenía focos de resistencia en todas partes, Los francotiradores, agazapados en los pisos superiores de los edificios o en pequeños agujeros, solo esperaban a que algún pobre bastardo desafortunado (o estúpido) asomara la cabeza, mientras los nidos de ametraladoras disparaban a nivel de suelo. Los morteros, semienterrados para evitar que fuesen detectados, cubrian las rutas de acceso. Como si todos esto fuera poco, era la temporada de los monzones. El cielo furioso y la atmosfera lobrega y fétida hacían virtualemente imposible cualquier tipo de apoyo aéreo. Para los Marine, los días que pasaron en Hué luchando bajo ese cielo gris plomizo se convirtieron en una especia de rutina.
Durante el día se abrian camino luchando por desalojar al enemigo de sus ocultas posiciones defensivas, llevando las armas de apoyo que podían y luego esperando conseguir una comida caliente por la noche. Y todo el tiempo, el VC y el EVN lanzaban contraataques locales y se arrastraban furtivamente durante la noche y colocaban trampas explosivas . Pero los Marine resistieron estoicamente, ingeniándoselas incluso para desarrolar cierto humor negro, como esos muchachos a las que se les oia cantar: "Salgamos de este lugar, salgamos aunque sea lo ultimo que hagamos". Y sufrieron muchas bajas. Gravel jamás podrá olvidar a ese soldado que aguardaba ser evacuado por los enfermeros y a quien un periodista le preguntó "¿Cuántas veces te han herido?". El chico impasible le contestó: "¿Hoy?"
Agazapados detrás de los muros, disparando con todo lo que tenían, los Marine avanzaron centímetro a centímetro, consumidos por la fatiga. El 21 de febrero reconquistaron el palacio imperial y, finalmente, en la noche del 25, la batalla de Hué concluyó oficialmente. Había durado 26 días.

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